Tester de Violencia

Literatura underground! Relatos breves! Romanzas! Sexo en vivo! Tragedia! Boom! Bang! Crash! Moan!

NO DEJES TU VIDA + OTROS MENJUNJES INJUSTIFICABLES — agosto 16, 2018

NO DEJES TU VIDA + OTROS MENJUNJES INJUSTIFICABLES

NO DEJES TU VIDA

No dejes tu vida
me dijo a veces cuando cae la noche temprano por la tarde
no dejes la vida, me digo
y yo sé por la experiencias de mi padre suicidado
que se trata de un tema de sangre
la sangre que para de correr cuando el corazón
explota
pone el cuerpo azul y blanco de el color
de mi bandera argentina
y pone del color de la leche agria los ojos obnubilados
por el cuajo que reemplaza a la chispa de tus
dias de vaquero miniatura
Yo fuí alguna vez en la tierra de mi pecho
un niño de piel bronceada
jugando en la playa
ignorante de el estatus social de la marca de mis zapatillas
admirando en algun baldío olvidado por el tiempo
un retoño de zapallo entre la yesca
una mosca mareada en la cortina de la abuela
una media naranja atacada en marabunta de hormigas
con cabezas de ónix implacables
que bendijeron mi alma perenne
y que al caer la noche
entraron en mi cerebro ya colmado a turbar la paz de mi
cuna de algodonales prístinos
y esa nueva mamila tan de la parka me mojó los labios
primero con el sinsentido del miedo
después con el clavo en la mano contra el madero
y finalmente con la calma del que huye con maleta
esperando en la estación solitaria de los otoños
No dejes esta vida caer con la noche temprana
por la fría tarde, amor mío
y que tus dedos de amor
sigan calientes
guadañando con la fiebre del infierno el guante blanco
infalible
de la muerte
sibilando ligerísima
por entre esos cipreses donde
yacen los huesos de el tesoro calcinado
del olvido
No dejes tu vida a la rótula implorándo un milágro
vendeselá al diablo y vendésela carísimo
con cada cana brotando como escupitajos de semen en tus sienes
con cada artrosis y con cada cadera hecha polvo por las cartas
nunca recibidas
deja tu vida tendida en el mantel de la mesa como un arroyo
con cada cipayo sin cabeza en los ataúdes de tu ira.
Eso me digo.
LO QUE ÉS
Que es estar enamorado de mi vida?

Una mujer demasiado bella
en un solo encuentro
una sola vez en toda la vida
en una sola noche agridulce
donde pacen con dulzura nerviosa
con las cervezas reblandecidas
una beldad cualunque
y cuarenta mil soldados con balas de goma

es aquella perra bella
la de las tetas ingrávidas
el abdómen sin grasa
con mi mano trémula de miedo
en un monoambiente con olor a waska
en un colchon en el suelo
sobre el colchón aquella mujer
de una sola noche
de solo una vez en la vida
de solo una vez en la vida la vida perderla toda
y hacer un recuento de que mucho se ha perdido y se ha encontrado
y ya con la buzarda colgando de la silla verde de vida
saber que la vida ha sido buena en amores en putas y en terrores
y que el ritmo sagrado no se aplaca
ni con todo el cáncer en el espíritu corriendo a golpearte
el cerebelo

enamore de la vida quien tome ese barco de fuego
quien pueda maniatar al animal perdedor
que sobre la mesa
iluminado por el fuego de la ignorancia
transcribe a letras estúpidas
el mapa
de quien va enamorado a perder
todas las guerras tontas
y sonríe por ello
y por ellas
y por ellos
y por los perros y los gatos
y las partículas de los cordones en la vereda
y por los tangos escuchados de refilón en tardes en que yo
pensaba que eras mía
y todo el mundo te tocaba profesionalmente
mientras mi sabiduría dormía

DÉCADAS
Han pasado décadas
recuerdo tu boca llena de dientes chocando contra la mía
un tercer o segundo beso sin caries
la monotonía insufrible
nos escondíamos salvajes y cachondos y mojados de tus padres
y yo me escondía pelado de miedo y desnudo de todo mi barrio
y nos juramos amor eterno como dos tontos
y que nos enviaríamos cartas
yo desde mi cama de purrete
vos desde algun lugar a seiscientos kilometros-lágrima de distancia
donde ahora treinta años después te inclinas a darle la papilla a tu cuarto hijo
gorda y completa
guillotinada por estas palabras secas
donde dejo tácito
que he perdido en varios frentes
por negarme a encantos simples
un caminar de simplón pedestre
a elegir entre la ciudad conchambrosa
y la arena en los pies desnudos
que pintas insistentemente
cada vez que te vas a la cama a la noche
destrozada por esas colchas locas
mientras yo me muero de frío
PARANOICO DE SONIDOS, PARTES 372 Y 336

Choque de puertas de ascensores
puertas canceles
radios que hacen ppffffff sin pila
tintinear de botellas de cerveza como mariposas de guillotina
sobre mi cabeza y solo tengo una y ay de mi por ser puerco
lo que hice no importa
lo que importa es el obediente castigo
castillos teguminosos rezumantes de el enjambre paranoico
de Balvanera
aqui reposo hueso y jean y panza y pullover de lana
las basuras recogidas
los juguetes rotos arrullados en la cala de la locura
y su apestoso y sagrado momento
con las orejas bien ausentes de alegrías
y con la nariz llena de pegamento
ROCK AND ROLL
A quien no le gustaba ser joven y demente y estar equivocado
y hacer rabiar a el padre que al lado de el grabador
hundia su cabeza buscando explicaciones
a el teenager loco
drogado!
borracho! Y de vino Michel!
Y volaban las guitarras electricas contra la figura
de hueso del padre
Y el padre lloraba y era mi padre
era mi padre
era mi padre
era mi padre
LETRAS
Descubrí el vicio cuando aún estaba sano
Fumaba poco

Temía nada

A mi alrededor
los vestigios de la juventud de mi familia
la envidia de mi sangre atorada de la grasa de no raspar el tarro
de lo práctico

Mi padre colgaba un saco una corbata zapatos y un diario
de la mañana
conminándome a que fuera a buscar trabajo
de la misma manera que su padre colgó de el picaportes de la puerta
un saco azul, unos zapatos una corbata blanca
y un diario
y eso fué en 1951
mal año para dejar de soñar con el desayuno sudamericano
un año muy bueno para que yo no existiera
para ver el principio de las derrota de las Américas

Hubo alguna vez una guerra que no fué la mía
Pagaron todos alrededor mío con la vida

y yo me reía
gordo
estúpido
ignorante
dulcemente cruel
sin un penique
sin un polvo flaco
QUIEN SABE
Quien sabe si ese adolescnte loco estaba
hecho de trapo
o de goma o de cuero

con su sonrisa malvada de cocaína
se robaba a todas las tetonas muy putas del barrio
se iban a su
casa
a veces una
a veces dos
cuando caía la tarde y yo no sabía mas que
de algunos besos castos escondido
en los dinteles donde solo sobreviven
el vírgen, el tonto que
sueña

vino con su certificado de esquizofrenia
con su guayabera blanca
con el cuello levantado como un diablo y sus cuernos
y nos encotró en la plaza
perdidos en la sorna de nuestras juventudes
y dijo:
puedo dar la vuelta entera

y todos juramos que se mataría
pero empezó a hamacarse
como un poseso ignorante de la muerte
y cuando llegó a los cuarenta y cinco grados con unas
patadas salidas del infierno
dió la vuelta entera
con su cabellera larga ondenando al viento
y nunca volvimos a ver semejante cosa
ni siquiera en los circos
ni siquiera en la morgue donde
terminó el pobre
dealer
de todo un continente
con dos balazos en el pecho
uno en la pierna
y otro en lo poco que le quedó de cara

este es el fin del poema
sobre un tal Fernando Cano
que nunca tuvo un poema
hasta que se fué de gira al otro lado.
MI PORTERO
Tiene cuatro tambores de cemento contra la pared
de el fondo su casa
con cuatro insufribles ahi adentro de el retoño que es su cerebro
cuello de toro y paso de gorila
bien bien gorila
lomo plateado
macho alfa de consorcio
milicoide de vino lento
idiótico barrendero
mal guitarrista
pobre amante de mujercitas impertinentes
su mujer pasa por la vereda, descuidada
dejando una estela desesperada de perfume…

él
maneja su auto escondido en un garage
al lado de su hijo
que parece va a salir al padre
o a la madre
o intentará algo nuevo
con sangre homicida
y besos de malcogido

a veces me lo cruzo
y sus vibras son de un gris con alas perfectas
y cuando saca la basura
escucho el siseo de el plástico de la basura
de el otro lado de mi puerta
y entiendo que no entiendo que entiendo
quien sabe como fué su sonrisa de niño
torcida por el rebenque
pelo blanco del terror del clavo en la cabeza

HOY MI MUJER
Me mandó un mensaje por Whatsapp
lleno de un color de cián y rosa malba
me cuenta que está lavando ropa
que ha hablado con su madre
sorda de orejas y de corneas y de olfato
y aun así ella le quiere mucho
y reza por ella a su manera
los fines de semana bebe con sus amigos mientras yo aquí bebo
una que otra letra
y es pequeña, casi retaca
buenas tetas y lo digo dos veces que buenas tetas, carajo
el corazon tan amoroso y tan caliente
de emociones generosas
se llama Carla
y Carla piensa en su padre en algun lugar de los Pirineos
sin dinero pero con la alforja llena de sueños
es nuestro castillo de hielo
y he de cuidarlo
aunque se me manche la frente de sangre
aunque tenga que patear cabezas
aunque me encierren en la idea de que soy una mierda de vergüenza

estos son los dias que atesoramos los dos juntos
cuando a la noche
nos tapamos con las mantas
su cabeza de un rubio anaranjado
en el hueco de mi hombro
su pecho contra mi pecho
como dos muñequitos caídos
arriba de una torta de casamiento
ella tan blanca y
tan salvaje
yo tan envarado y de negro hasta el fin de la confianza

MY DEAR FRIEND
Hurga en los huesos del pasado
como quien busca en el monton de ropa
una camisa de su padre
el rescoldo insolente de Borges en su boca
invencible ante todos
negro ante unos pocos o nadie

He notado que le ha cambiado el acento
desde palermitana a Nuñez
y cuando alguien le saca una foto
él se para sin miedo en los ojos
al lado de una mujerona de caderas imposibles
un dejo de ultraconfianza en su boca un tanto simiesca
pero entero, no sin mancha pero bello
y la amazona al lado de el
quien no tiene miedo de nada mas que
de los agujeros en las sábanas
sonrie con cariño como si se abriera la
farfalla de de todos los años
y cuando yo miro mi plato de sopa
y cuando miro mi cara en mi plato de sopa…

LAS TRES ANGUSTIAS
Eras tres lesbianas
de la misma manera que yo soy lesbianas, tres, exactamente
el hilo que cose mi camisa es lesbiana y puto al mismo tiempo
y las bolsas de basura que llené el otro dia
y que fueron a llenar los basurales afuera en Buenos Aires
tambien son esas tres lesbianas de color amarillo que iban del bracete
a travez de Palermo
nosotros
los retrasados mentales que sin pelos en los huevos las llamabamos
tortilleras
porque en ese trio de viejas carcamanas
había un amor sagrado
que nosotros no entendíamos

NO LO HAGAS
nunca
dejes
que
se
refieran a
vos

en un son
de diminutivo
lo digo ahora
que escribo mi testamento
en una maravillosa y
tontuela
arena minúscula

VEINTE AÑOS

Se peinaba el pelo crespo a lo James Dean
descconfiado de todo en su pata flaca
amando gringas erróneas
regalando besos
nunca escupiendo en putas
nunca una rosa bien regalada
solo la boca abierta
y un corazon desesperado
arropado con una campera roja de hot rod racing
un vaquero Levi’s
que cuando era lavado con almidón
el se quedaba mirandolo ahí parado
el jean grueso como una columna durísima
la columna que sostenía su secuela de poliomielitis
que a su vez sostenía su alma
que era contenida por la angustia de su padre mudo
y su padre mudo era sostenido por los crímenes
de sus hermanos
tan amados
los indios inaprensibles
de un norte que aún escuece
con el elefante de los siglos
las jarreteras mortuorias soportadas
Así conocí a mi padre
y con esa arcilla
yo mismo peco de hijo de puta
yo
maricón ancestral
de mierda.

SIN ACORDE
Que tristeza ver que
no se camina con un ritmo
sin acorde siquiera en el terror

sin una canción en el desamor
es el error de la vida
el mas consumado
el pecado de un dios imperfecto
que hizo mal el mapa hacia la nota necesaria
que hacer picar y rascar el culo de nuestras vidas

acaso no hay en cada momento un sinfin de melodías
un TRATAR?

Algunos hombres son como ratas
pero en realidad no

las ratas son el jazz de el lado que se cree que no es
y a mi me gusta eso
me gusta esa roña
el pelear de los pocos y los mas abajo
quienes viven sus camperas llenas de sudor
caminando hacia el agujero que es su
paraíso
con lámparas de mierda
con mujeres de mierda
con soledades extremas de mierda
mirando en los anaqueles de sus cocinas rotas
ajos y arroces y charcos de lentejas
y ponen el agua a hervir
en cocinas que harian llorar a una monja
bailando así y asá entre brecha y bombardeos
en su gordura y en su fueron interior
hechos de el papel arroz de un Hokusai barato
descansados de brillantina
y pudor de chorrear grasa
esa
es su música
aspiro a entender completamente eso
cuando la moneda caiga al cesped de la cancha
y la suerte esté echada

ASÍ ES
no hay poemas completamente certeros
pero hay certezas que son justicia.
SOÑÉ DESPIERTO CUANDO TODO CAE EN ESTE MOMENTO
Con una niña del vecino
en su cumpleaños
en gente subiendo por el ascensor estrellantes fierros
y yo saliendo a sacar mi cuerpo hecho mierda de tristeza
por mi puerta blindada a media bisagra
y ella pedía un regalo

«ES MI CUMPLEAÑOS, DAME UN REGALO!»

Y le dije, entre un parentesis de reblandecimiento
que nobleza obliga
que el mundo es suyo
que beso borracho y con sinceridad
su frente diminuta
y que todas las alegrías son posibles
y voy adentro y tomo un pequeño juguete que tengo en el aparador
de mi living lleno de pestes y ceniza

y salgo de vuelta al hall de mi prisión departamentil

ASTROBOY!
DIRECTO DE MC DONALDS HACIA TI!

Y un te quiero mucho
y vuelta a mi silla castigadora de traseros
y escribo esto
pensado en:
México.

UN DIA
un dia mi padre dejó su guitarra fuera del estuche
en la esquina de nuestro viejo y blanco departamento
bruma de la mañana
estampas de un Angelus
Y mi cuerpo niño rasgó coherentemente esas cuerdas broncíneas
y cuando pasaron los años
yo rasgué a mi padre
pero mi padre soltó de su agujero un silencio
que dejó a mis nuevas guitarras
en el paraguas insoportable del pánico
y a su cuerpo
en el cementerio.

NUNCA MÁS
Porque mi tierra está hecha de demasiada sangre
porque te amo con estas lagrimas estúpidas
que ya mismo caen de mis ojos
por el fulgor de esta pantalla de computadora
por el castigo recibido
porque soy ángel y sorete
porque estimo a mi madre
porque escupo sobre el culo de mi madre
porque amo a mis pocos, dos o tres, amigos
porque ya no puedo en la cama
porque me duele una nalga o la cadera y ya no
se cuando camino qué
es mi culo, que es mi cadera, cual es la
piedra que me lleva al fondo del mal
porque amo la sal
porque estoy perdido entre los planetas como un tonto
en una carpa en los pantalones seis veces al dia
porque me he convertido en un lustrabotas
que solo confía en el bronce de los apoya pies
porque las historias recien empiezan al final
de la vida de el humo del tabaco
porque hay una patria adentro mio a la que han dejado sola
porque hay una cucaracha roja secándose
en el suelo de mi cocina
porque la amo hasta el homicidio
porque soy maldito
porque maldigo
porque juzgo y pongo gañote en guillotina amateur
para afianzar mi prédica
solísimo
por esas cosas
grabo todo en el disco rígido de mi mente
iluminado por…
wot?

REZOS FINALES
Padre
en tus manos
pongo mi espíritu

me han dicho que lo necesitas mucho
y eso no me larga ni una lágrima ni una carcajada

ME DEJA POR UN MINUTO
ADOLESCENTE CON UN WALKMAN EN LAS OREJAS

de cuanta cara de culo y desiertos
nos han vendido esa yerma insoportable del paraíso.
AXL ROSE
En su cara de cera
en su cadera de yeso
su stage clothing salido de el orto de una lesbiana certera
en el suelo de pizarra de el escenario
sobre las luces de el arreglo de los iluminadores
que cuando se ensaya se prenden y se apagan en silencio
hay mas poesía que en los dieciseis o venticuatro
descamisados inmortales de las letras
yo pienso
yo pienso, no?
sabe ese hombre con su victoria
que les ha ganado la carrera
a Nietszche
y a Baudelaire

Yo creo que lo sabe
cuando se maquilla el botox como una puta antes de
salir a deslizarse por el caño de las trombonas.
LO HICE
Rogué
pedí
exigí
amenacé
clave tenedores en antebrazos de idiotas que solo sabían
hacer morisquetas
me incliné ante tontos
juré pleitesía a un mar que me vomitaba en la cara
dejé de pagar
pagué de mas
entregué el culo
entregué la pija
amé a mujeres con piernas de metal
amé a hombres con cara de querubines
que tenian corazones tajeados en la cara
hice todo lo que tenía que hacer
o que pensé que tenía que hacer
y ahora tengo a una judía pelirroja histérica en el piso
de arriba taconeándome su infortunia
y una vieja completamente sorda escuchando a Marc Anthony
taladrándome con murmullos infradotados el suelo

Estoy ensanguchado en la tragedia de las tetas
pero la tercera es la vencía:
Ya tengo 44 pirulos en mis tacos aguja
y las proximas tetas de ángel serán las mias
solo las mías
redondas, peludas, firmes
todas
joyitas
Gracias totales.
Oh yeah.
Este poemario está del re carajo, Buster.

SI, SOY
Una pequeña columna de aire caliente
que sonrojándose porque es todo de media vida
te ama
dándote lastre que te orgasma
aspiraciones de Francia
malos platos de comida
y una cama aterrorizada
Soy.
El rock cadáver.
Nunca elijas a este perdedor
podría ser tu mayor
alegría.
CONFUNDIR
Fúndase todos los vientres en esto que escupo:
no confundir el colmarse
con la verborragia de los payasos (touché!)
Solo por eso debo matar y matarme y matarte.
Y me voy a la cama borracho de lejía y carcoma
en las entrepiernas.
Picajoso de un bobísimo chamuyo.
Santo de cartulina
mi hada de tul electrónica.
FREDDIE K.
Nadie lo hizo como tú
mi negro naipero de las madrugadas de leyenda de un solo negro
solísimo
transpirando el tufo de los niggers amorosos
en mil conchas
conchas colmadas de fortuna
la cama manchada de leche
un gordo moreno en calzoncillos
tocando una gibson 355
stereo
al ampli
el cable en el entretejido de tela
la mujer no durmiente
esclava de blues extremo
la vagina aun goteando un hijo

tan triste el acorde menor de un polvo
que se escapa con la cortina de el cuarto de hotel
ondeando por el viento impclacable
del pantano del verano.

ALGO MEJOR — agosto 6, 2018

ALGO MEJOR

El pancho, hot dog, colitas calientes, emparedado de salchicha, tubo de carne de res y cerdo procesada en forma de cilindro alargado. Esos negocios perdidos por BA, pero que maravillosos bocadillos proveen. El mundo necesita mas panchos, mas salchichas, mas panecillos. Si todos tuvieramos acceso a tres panchos por dia podriamos levantarnos de la fosa de la tumba en tres dias y un disco de Black Flag. Por ende, a abrir la billetera y a aportar unos pesos a la mano amiga que no tiene. Ahhh si yo fuera presidente lo primero que hago es hacer una ruta perenne de camiones al Chaco, a Formosa, a Corrientes, llenos de panchos, de flanes con dulce de leche, con fideos con manteca y queso rallado y litros de Manaos para que el azucar y la cafeina y la carne de los panchos abran los estomagos y los ojos y los sentidos de toda la gente pobre que no puede pensar bien, porque con el estomago vacío no podes levantarte cuando estas en la lona, no podes salir de la locura de la carencia con el cerebro trastocado.Y si yo fuera dictador de Costa Pobre, haría fabricas de zapatillas para que todos tuvieran sus botitas Nike pisteras, y diseñaría suelas ultrarresistentes, altos pepés, botas comando para los desangelados de la tierra, y les diria a los de Nike y New balance, maricones, vengan y haganse coger y trabajen en esta que es la que va, y diseñariamos unos borcegos calientes y secos, con abrojos industriales que se ciñan a los tobillos y que se puedan sacar rápido cuando se mojen y que se pueda poner la lengueta debajo del abrojo y después sacarla a un costado, como una zapatilla de bailarina en medio del hongo atomico, todo de cuero y de telas autoaireantes, esas que usan los de Nike, las pisteritas, entonces tambien tendria secado rapido para que los pieses no se te llenen de hongos y de porquerias apestosas y el pié pueda estar descansado y fresco para ir por ahí. Y después expropiaria algunas fabricas de camisas y de pantalones, se la pondria en la boca a Benetton y haría producción 24 horas de buzos frizados super suaves y aguantadores con peluchito adentro y de remeras de lujo de el mas fin algodon argentino para repartir a los pobres en puntos críticos localizados del pais (o sea, entodos lados), y llevarlos en los Unimog a la selva, al monte, a las quebradas, a los quebrados, al impenetrable donde lo unico que penetra es el olvido de todos y poder darle a la gente calor para los pies, sosiego fresco para el torso y consecuencia calientita para el estomago, y hacerlo todo un evento nacional obligatorio, con toda la gente movilizandose en masa, sacando a todos los siomes del mundo de la garganta vacia de los celulares , como hicieron con esa guerra de los niños en el 82, pero la cosa llegaria a todos lados custodiado por los granaderos a caballo, por esos milicos que se cagan de embole por no tener en realidad nada para hacer, y hacer grandes caravanas de amor, amor civil, social, militar, con camiones monstruosos cargados de salchichas congeladas patyviena y polenta y puré instantáneo y chipá y facturas con increibles montañas de crema pastelera, y libros y maestros, y casas prefabricadas para hacer escuelas comederos y salas de lectura y esparcimiento altivo y noble como corresponde a nuestra raza latinoamericana, y levantaria todo eso, me dedicaria solo a eso, seria presidente y mandaria a todos estos cagadores a que se coman una pija y mudaria toda la presidencia a Formosa y a Chaco y a corrientes y a Santiago del Estero y concentraría todo el movimiento ahí donde naides hace nada porque estan todos atentos a ver si le vuelven a llorar los pezones a Wanda Nara, y lo haría con toda la plata obcena de los Kirchner y de los Macri que se afanaron de cuando me aumentaban el agua a 500 pesos que me hace doler el estómago, con todos los dolares que hicieron propagando el cáncer del alma esos soretes y soretas guardianes de todo lo que ensucia, y esos con cara de cenicero de ojos azules grises, como los de mi mamá, para ser mas exacto, que son los dueños de la tierra que tienen hijos tontos pelirrojos que usan botas de montar y se casan en sociedad con nínfulas inútiles y angelicales y taradas de comfort, esos vagos con sonrisa de póliester que se la chupan a las cabras en las caballerizas y tambien pondria a Florencia Kirchner a limpiarme el culo con la lengua y a hacer pozos de zorro al pedo en la Patagonia mientras me tomo una Budweiser yanki bien helada al lado de ella, al lado de una mesa con un monton de grasa de litio para persianas y un sifon Drago lleno mi orina apestosa y con , y cada vez que pare, ella, la nena de mamá, le tiraria un sifonaso de pis en la boca y arriba de esos Rayban ridiculos que usa todo el tiempo para ocultar que sabe que es parte de un linaje de hacendados comemierdas corruptos. Y con la grasa ya se sabe que haria, pero de amor ni hablar porque no me gustan las chicas feas y jetonas dientudas con el alma arrugada que no saben hacerse un huevo frito.
Bueno, pasamos de la voluntad tierna a reventar a la hija de la cheta, pero ya se sabe como es esto de pensar una Revolución, siempre tiene que correr un poco de sangre de cerdo. les gusta mi zapatilla? les gusta mi pié con gangrena? Es el unico pié que tengo, en realidad tengo dos, pero este es el que mas megusta porque cuando me lo rasco siento la parte sucia mía, la parte que es del diablo, la parte que se pudre, la parte que se sincera, es el pié de donde salen las canciones, porque mis canciones no salen de mi corazon, no salen de mi alma, a mi alma no le importa las canciones, pero a mi pié, a mi pié si le importa porque si no no puede caminar bien, se despierta y bosteza y se pone a llorar si no sueño con una canción (suelo componer canciones cuando estoy dormido, me viene ocurriendo hace mas de dos décadas, sueño con una melodia y me despierto y voy cantando al baño, me siento en el inodoro, largo el pisito con lso ojos cerrados y me vengo a la silla de vagancia y cuando hiervo el agua leo los nuevos llantos de los viejos violines que mueven el girar del mundo. No importa. El tiempo corre rápido, hay que parar esas manecillas de alguna manera, joderle la cara a la muerte, hacerse el sota, hacerse el muerto antes de morirse para que la parka se abra una lata de gaseosa de uva y le ria alguna obcenidad al de al lado y no a uno, pero cada día está mas cerca, mas cerca, mas cerca, si casi somos primos, si casi somos hermanos y hermanas, si casi somos novios, si casi que llegamos afirmar el contrato prenupcial, entonces la ves venir por el pasillo oscuro, las mejores narpies que viste en toda tu vida, y es la unica cosa sincera que viste en tu vida, esa boca de puta barata que por unas chirolas te saca la leche de la vida con la mano pajerísima tiernísima y flaca y caliente. Pero antes tengo que hacer un par de cosas.

Exif_JPEG_420Exif_JPEG_420Exif_JPEG_420

CINCO MINUTOS DE OXÍGENO Y  JUEGOS DE ESTRATEGIA — julio 27, 2018

CINCO MINUTOS DE OXÍGENO Y  JUEGOS DE ESTRATEGIA

CINCO MINUTOS DE OXÍGENO Y  JUEGOS DE ESTRATEGIA – Un Poemario Express
por Fernando Christian Rodriguez Besel

(A Carla)

(A Herman
A quienes hicieron agujeros con cigarrillos en mi colchon
A el idiota que cree en estar enamorado
A la loca de supermercado
A mis huesos, siempre duros de tragar en sopa)

Volver para buscar
buscar para volver

Antípodas, gemelos, siameses
electricos de la medianoche de jueves
solo dormidos nos entendemos

solo la electricidad del cánon hermoso de la noche
tu en tu alnohada yo en la mia
vos durmiendo, yo despierto
solo eso ya basta para volverse loco

Sueños de día
sin palmeras ni margaritas
sin rascacielos de opál
ni osario ni menta
solo un pedazo de cielo en la posible calma

como hacen los otros?
como saber quienes son los otros?

mi living room es el osario y la arena
tomo calor
de los chorros de lluvia de la noche
alucinado de miedo.

cantar es correr
correr y despertar
despertar y pacer
pacer y escupir
vomitar y pensar en el dia en que se viva adentro
del sol de todos y de la luna de naides

no importa la luna y el sol
no pueden ser habitados
por quienes pregonan amor
los que pierden todo
en los renglones de la memoria profunda

me gusta el mar
me gusta lo que escuché del mar
que se viene          que no aparta
que engulle y reclama
algún día me mudaré de mi casa y de mi cuerpo
a una colina caliente
para él y por el mal
ellos me llevarán
solo ellos son culpables

A veces sueño con trenes que pasan por la zona costera
el mar ruge a izquierda y derecha y los andenes se alzan a treinta
metros del suelo
tomo esos trenes llenos de luz
tal vez sea ese el cielo preelegido
tal vez sea la muerte
tal vez mi pecado es ser mas tenebroso e intenso
que la bruma que vivo en los sueños

No menciones a la muerte
es una dama muy dulce
y siempre tiene una manta lista y caliente
para los cariñosos

Zapatos de cuero de colegio de la niñez
computadoras y aparatos tecnológicos digitales
que me paso por los huevos fenecidos
muerdo una bala particular
he nacido 1-5-0- años después
de todos los planes que teníamos

Me carcome la electricidad
no hay plan feasible
no hay sosiego
en la atención serotónica
cinco minutos de oxígeno

me asusta lo fácil con la que los extraños
detectan mi desahucio

me aterra ver en las caras de la gente
tristes patios cerrados
piras frías en los ojos de las almas que se extienden
sin comentario mayor
hacia mi pecho

Cuidado con mi pecho
contiene un humo azul profundo
y atrás
hubo un corazón de niño de piel bronceada
de delicadas facciones
guardo esta medalla
como todo epitafio

Tranquilamente se podría poner todo el norte de la tierra en un frasco
y darle de beber con una esponja hasta que la violencia
troque en la cara azul de los cansados
darle un poco de desazón
una probadita de laceramiento
de impotencia
de arterioesclerosis pre-sabida
de cartas abiertas por los dedos de los no salvajes
pero el norte no entiende
y yo no entiendo el sur
soy el sur
y me rasco la barbilla
hundiendo el humo en mi boca
mi boca da besos
ella ríe
resignada de mi quebradura
de mi pasamiento de rosca letal
espera
y eso
lo hacemos todos
los que tenemos pan para dar en las manos

Mis padres biológicos siempre estuvieron aterrados
de la distancia que tenían con su estúpida fruta final
mi padre creía que estaba loco de drogas
nunca probé un porro
mi madre vive, es mas directa
se burla de mi con acritud, de mi otra familia
yo le digo que es igual que mi hermana
gorda estúpida y cruel
ella pone un tono frío de cuervo en el otro lado
de la línea de teléfono

ocho días después vuelve a llamarme
– hola, como estas, hijo?
– Bien, y vos?
– Con frío

Nunca superar los límites de los lujos mas infinitesimales
nunca comprar un auto
nunca comprar una moto
nunca llegar a vivir cerca del cielo y pensar que
puedo escupir sobre el mar estando cerca del cielo
siempre sospechar de que merezco ser escupido en la cara
por el amor sin concesiones que alguna vez
fui

La vida es una cola de supermercado de descuento un miércoles
de lluvia
la vida es la cara de esa perra de piernas largas y labios emporrotados
de lapiz de labios de un rojo de puta
que parece haber caido por error en el inodoro de este barrio
la vida es sabrosa
ofrece cuchillos y lavabos
fideos químicos
malezas esporádicas
sexos de significado brumoso
los trabajos
y las noches
y libros que pesan
y amigos y amores
que elevan

La caída no es hacia abajo
la caída es hacia arriba
hacia los ángeles terribles
a los custodios de el lamer el completo todo
yo estuve ahi arriba una o dos veces
ahí no se bebe ni se risueña

se estalla

sobre una tierra que no abraza
pero quema
no llora pero inunda
y he estado ahi arriba en companía de locos
de putas
de locas
de desbirriados mentales
de esclavos de el infortunio de elegir
la canción equivocada

y no me arrepiento de esa elevación
si, es un poco de muerte
pero de muerte están hechas las horas dichosas
un poco
un poco muy caliente

Que fácil es la vida de niño
qué fácil que es la vida del niño que mira a otro niño
quien pudiera ser valiente para ser padre
quien pudiera ser padre para moler el cráneo que apela
a lo bajo y a lo injusto

Pero uno se persigna y se acomoda los huevos y lee revistas
en la tempestad
pensando:
Gandhi, Nietszche
Basquiat y Debbie Harry
agujeros en la pared que ayer acomodaban los posters
de la adolescencia
esos agujeros en la pared, esos silencios donde había
punk rock
mas tristes que todos los catafalcos portados en mi historia

No mencionaré nunca mas a el niño que fuí
nunca más lo seré
no lo puedo comprar y no lo puedo matar
el peón de la esquina en el tablero aullándole a la luna
trago clona, barro mi cabeza con mieles posibles del futuro
no menciones las manos que tuviste hace 35 años atrás
menciona entonces
los próximos 5 años que vendrán
tácticas, trucos, pequeños desplantes torpes farfullados
enterrado vivo en esta
medianoche

La górgona que fuiste
blanca piel de leche hundida en el fango helado de la villa
ahora ida a barrer la pieza
ahora sin ganas de afeitarse las piernas
savia de la malicia
pelo hirsuto en las babas del nuevo dia
después de nuestros días

Conversaciones con gente huevo
me dan ganas de salir corriendo hacia un plato de ravioles
me dan ganas de hundirme el celular en el culo
y arriar una bandera en algun mástil de plata de plaza de pueblo
zanahorias y patatas
abrir la caja de cenizas de mi padre en Chacarita
el terror
de el supervisor general de la vida con honestidad
pero eso ya lo he hecho
a veces sueño eso
que soy?

Examen de las diferentes posiciones de discrepancia
David Viñas
mascullando estilettos desde detrás de la
eventración de las muelas
mostacho
taza de café
violación e infibulacion anal
corderos muertos a palos atados a estacas
la resiliencia de los sabios mas malos que la mierda
mis ídolos
todos han matado gentilmente
y yo le temo al tirón de orejas
de los guardias
porque no tengo al lado de mi alma llena de bosta
guardias sino guardíanes
custodios fieles, nunca
pero si a la policia en la puerta.

Negocio de navajas
ese mercado de gente maravillosa
que de vez en cuando hace poesía

Pero literatos venden su pasta de dientes
«Noooo es lo que haces, Fernando
sino como envuelves el paquete de regalo
para la gran ocasión»

Ok.

Yo: «Cual es la gran ocasión?»

No tengo nada contra la mujer
es solo que las balas vuelan hacia cualquier incauto
y mi aspecto agreste, de mi dentadura mala sale un:
NO
NO es ASÍ
pero que solo es así ahora!

Y recuerdo a mi payaso punk cortándose las uñas y no parecen
los hermosos de la vida y de las candilejas
acordarse de cuando y como cagan haciendo fuerzas
en el inodoro.
De papel está hecha la elevación

mausoleo arriba
inodoro abajo.

No tengo nada contra el hambre de el hombre
pero por un par de pesos
tu cara se transforma en el pólensémen del cáncer
en el gran roboto gigante japonés de la distancia

hay tipos que viven para eso
y a veces se lee en un diario que algún pope ha desaparecido por unos días
y ha aparecido adentro de una camioneta, sin cabeza
sin corbata
sin pin de corbata
sin tórax
agujero hueco ahí donde estaba la cabeza
y sin prepago de sepelio

y a eso lo llaman tristeza

«Caballero, usted está meando en el arbol equivocado»

Y usted ha olvidado la seriedad con la que jugaba cuando era
solo algo pequeño y endeble adelante de los ojos mayores

«Precisamente, no vaya a ser que me muera blandito como un poeta»

Mi cisne manchado
corría hacia los suyos con llamas saliendo de la boca
le habían llamado cáncer y en el lomo tenia las picaduras
de las jetas de los otros,
los intactos, los vivos de la estrategia perfecta
y ese cisne se arropó en mi cama
y no la pensé mujer
no la pensé vagina o divertimento
la quise como un niño
(mierda, ahi lo dije de vuelta, que niño?, enano soy!)

Enano o no
cualquiera que venga tendrá mi riñon extra y una taza de capuchino
y daré a su mano la navaja con la que corte mi vida
si eso completa su vida
Alarde de lo estúpido, editen este trozo de celuloide
hagan de mi cama una campana que suene en reversa, que taña
por la coronilla sorda y que el fondo
se pare sin aliento

La llama nunca debe ser descuidada
y eso se debe hacer
a cualquier precio, amor que amo
bastardo con el corazón como de colillas en el cenicero

Visión de maestras juntándose a charlar en sus
guardapolvos blancos
primer piso del edificio
su gran truco: casarse con sus príncipes valientes
los aplastacráneos
que después de la medianoche contaban las muelas extirpadas de la boca
de los ángeles descuerados,
los sustraídos
a la noche

Todas ellas eran poco hermosas
excepto algunas
civiles
domadoras de Satanes
acariciantes y comprensivas
las boludas que no creían en los biombos
y en la santidad de el interior de los muslos
Ellas me enseñaron a tener esperanza
y a el atacar debajo de las sábanas
mi transporte canta los acordes correctos
cuando se calla la ciudad
berréa Cátulo a Juvencio al lado de Lesbia
al fin reunidos en concordia
Hundo mis ojos para decir que es
una de las pocas maneras de no volverse completamente loco

Hace mas de 30 años que no escribo en cursiva

No es porque no pueda cambiar o haya olvidado bailar

Es la maquina de escribir que es una perra sexy que me besa con la suciedad
que siempre he buscado

Máquina de escribir, con su cara de metal
y sus teclas de melamina
sexy, putita
te voy a hacer mierda
pero con algo cercano al amor
con cada embiste de pija triste

WTF
Chicos y chicas mayonesa light
los puedo ver en mi psiquiatra, diciendo suavemente:
Te volviste hoja de olmo amarilla, Fer

Y tienen razón
ahora solo necesito un incauto que me meta en el medio de un viejo
libro de poemas
donde dos o tres extranjeros extraños lábiles me tiren del pelo
por falta de astucia y exceso de almidón
y decir
concha sucia, undergroud, musica horrible
vápida ligereza, conecto estético trillado y refrito

MIENTO: ellos son la vida

y yo calafateando con el fango underground
que magma?
que fuego?
que padre y madre?

Muerte al Pop que dice que no busca un pope
A veces me pongo colonia para hacerme fuerte y salir a la calle
valentía en spray
para acercarme a los hermosos
Miento OTRA VEZ:
las órbitas de los ojos llenos de angustia
aquí de mi ojo fuerte derecho
en la candileja del recital independiente
tres mil millones de veces los envidio
a ellos y a sus gatitos de arte lineal

Dont worry my love, I love you more than love
can be right now.
No pasa nada, no es la muerte de nadie
Pueríl, pero tardío.
Auch.

El dependiente de la carnicería en el súper
tiene una mancha de nacimiento debajo de un ojo
me mira como si fuera un compañero de juegos
de fuego
lo invitaría a casa a que se caliente los dedos congelados por
cuartear los pollos
en mi calentador marca Protalia
y decir: Capuchino? Mate?
Whisky? Un trago de cemento de secado rápido?
Vivo en carcel fría como la piel de esos pollos
que desventras
Tú, muñeco multiforme!

Y recuerdo los ojos almendras castañas calientes de mi mujer
la paciente que me vé cortado al medio por una boleta de electricidad
la indomable, esa, la que tiene los dias numerados en sus sueños de concordia
la que la han matado mil veces y como muerta estaba
ella misma tomó cuchillos y cortó su entrepierna
y levantó la bandera del amor
al lado de este pelotudo que no sabe ponerse mas que
una zapatilla de un par y otra zapatilla
de otro par
y que elige en las tarde de invierno
caer en un letargo debajo de esta colcha desgraciada.

Te invito a mi fiesta de cumpleaños
mi dia de nacimiento está mal en mi DNI
yo nací cuando vos me dejaste entrar en tu alma temblorosa
Y los idiotas de los escenarios, con sus palabras sobre el amor
su pregón de el amor en movimiento aqui y ahora
que saben esos eunucos que nunca chivan, esas perras frígidas
con sus corazones vestidos con telas importadas y con navajas de Hello Kitty
Los desprecio inmensurablemente, y quiero acercarme a ellos…
pero nadie apesta
nadie transpira!
nadie se escuece en mil preguntas de auto-examinación.
Solo comprendo lo que no ha sido procesado
como si tuviera una mente de goma
entonces mi alma escindida recibe esta onda maravillosa
y mis brazos y mi corazón cansado son tuyos
hasta el fin de la guerra.

Ha parado de lllover
Descansa Argentia coordenada de reloj 434
que traba las mudanzas de el Microcentro hacia la fosa de las Marianas
debajo del mar, my friend
los peces pagan con doblones españoles
acarician los sobacos con las puntas de las aletas en un francés pesado
es irresistible, no?, mi pequeño merquero adicto a la pavada cromada
no pensar en que hay alguien mas cool que vos, no?

Algunos cerdos
al tener siameses
no pueden elegir a quien convertir en Caín, y a quien adobar para ser el Abel.

Solo resoplan debajo de las boinas hirvientes
mientras van a comprar facturas
hijos de la fiebre del oro y el petróleo
no tienen barco que les aguante
y no son tanque
ni saliva escupida
ni televisor lo suficientemente ancho
a ritmo de tortuga controlan su apéndice biliar
llegan a los 90 años con el pelo crespo blanco como la nieve
brutales y saludables
pensando: bajo mis pies, debajo del hielo de mi bestialidad
Viva! están muertos e impertérritos una bosque enorme de ciervos

Busca en la guia telefonica a los Spikerman
fueron a Italia y ganaron el corncurso de el hombre mas feo del mundo
partieron la estatuilla en seis o siete partes
la estatuilla tiene el ceño fruncido de oro
y los Spikerman hemorroides en la lengua
y caries en el ojo del culo.
Viven cerca mío.
Maltratan a sus niños
estolas y chales perfumados
bufandas y domingos de orgía familiar
ellos ya tienen el cielo comprado
lo que no saben es que soy un hombre que mengua
y cuando aclare el bosque delante de sus ojos
solo quedará la furtiva dinamita contra la
clara espada de ellos.
Dinamita is the epytome of cool.
And everubody knows that, my friend.

Entreveros, úlceras, hijos no deseados
sospecha de infidelidades
isquemia ventricular izquierda para mi padre
dos aneurismas para Reuben
cartas oblicuas para la honestidad brutal y maravillosa para
mi hermanoi Hermindt Wassel, a quien adoro

arte, acuerelas de mamá en la pared de la pieza de los niños

No hay palacetes para nosotros los que
colocamos las cacerolas a la madrugada
debajo de los agujeros bajo la tormenta,
arriba de el techo de chapa.

Yo nunca juré no volver ahí
Mi hermana sí lo hizo

Carrete de la maquina de escribir hacia la izquierda,
limpia mi sangre
ofrece solaz
tu vena

He nacido varias veces
algunas enfrente de el televisor de mi abuela
con desiertos y cañones y cañadones
de Estados Unidos de Norteamérica
Diego entiende desde mi silencio que estoy roto por dentro
quiere alcanzarme
le ahorro, con mi silencio
mil puteadas a mi presente indigente
mi calefón que tira agua tibia
a el mar de los Sargasos que tiñen mi caminar de jorobado
en las calles que llevan su nombre.
No vengas, adorado amigo mio del Norte
I’m wander thru the marsh
my lovely, charming, rich friend.
Dont look so close into the microscope.
Seasons change, so does Zen, sos does the sentimental currencies.
We see each otehr quite clearly, and there is no sin in the end of sin.
We’l figure it out later, bro.
Stay healthy, my boy, and shine like a star.

La palabra justa solo sirve para un contingente litearario
que dejó a Alejandra Pizarnik hundirse en Seconal 50 x 50
a Hemingway con su escopeta
a Bukowski con su ulcera vomitada a un John Doe en el receptáculo
de abajo de una ambulancia rota hacia un hospital de beneficencia
La palabra justa es de los terratenientes del mapa geopolítico

no son los buenos los que duran
son los suicidados los que revientan y esparcen esporas
en tierra de cementerio cualquierucha que propongan
las lesbianas mentales peludas de siempre.
Me quejo. Discrepo. Soy torpe.
Aquellos en su trono de caca que se cuiden de esta bomba de tiempo
Mañana estaré en tu puerta.
Hay una campana en tu cabeza, y tañe sin tu mano
y alguien entra por tus sueños
y alguien abre tu heladera
y alguien mas está diciendo el verdadero nombre
que siempre fuiste

Radiado de la bondad
mi familia primera, llena de calor humano
y de preceptos morales maravillosos
me hicieron un virus incurable
siempre y cuando este conejo de Eveready
no pare de tañir campana y rompa parche de tambor
GPS relativamente astuto
gas mostaza en faringe
zapatilla duradera firme sobre el volcán

Bendito sea el dia en que me agarré la mano con el piñon de la bicicleta
dos puntos entre los nudillos de la mano izquierda
a veces estoy durmiendo y se duermen los brazos
el corazon palpita aceleradamente
y me cago en la belleza

Que es la belleza mas que las opiniones de un establishment enfermo

Yo soy el camino la verdad y la vida
Hacia las sierras donde sopla el viento inmisericorde, horno en verano
camara frigorifica en invierno
procesiones de la pequeña tumba-comarca

la verdad? Oh, solo medias sucias y cera saliendo en cachotes delos oídos

la vida? Juegos de estrategia militar para enanos que no fuman

Que nos mantiene a ambos en un juego de miserables sutilezas?
La larga distancia? Las relaciones interpersonales enfermas detras del velo
del poco silencio? Lo digital? Las nueces que puedo partir con dos dedos?
Mi metro sesenta y ocho? Tus piernas de contadora?
O es solo la cerveza que tomamos esporadicamente
separados por cientos de kilometros emocionales que me
dice que algun dia vos vas a saber que tenés telarañas
tan escandalosas
que, a mis ojos, te vas a hacer diosa y crucificada?

Abre puertas rojas
tañe campanas en monasterios pop sagrados
cae la cana
se toman datos
se llevan al negro senegalés – le bajan la cabeza para entrar
esposado
tranca
en legro entra
con su campera roja
judíos sonrientes

alguna vez fui un punk new wave
desnudo ante todo
tan loco que hasta los locos querían acostarse conmigo
tan locos que se asustaban y llamaban a la policía
La mente como un pañal usado en un tacho de McDonalds
un domingo en tus películas.

Prudencia a la hora de entrar en el bote de la justicia:
el suelo del bote tiene un corcho por donde entrar las dagas de la balanza de la cordura

Mozart bebía irreverente los pedos de su infortunio
dejando que el alma ingrata se disolviera en el azul del cristal de la botella

Yo quiero esa botella
Marche supositorio nuclear ya.

Oledor de pedos
oledor de nenúfares
amante de los ojos negros pétreos
revolcón en mala leche y destinado a caer boca abajo en la nieve
lo llamaron loco
lo enterraron medio hombre
y a veces veo un busto y pienso en violines perversos
en espías miniatura entre los articulos coloridos
y fragantes de las pastelerias plásticas de los IPoints.
Traslado esa nerca a mi falda, la examino
cuanta alegría. Oh, wow, cuanta.
Acabo.
Mucho.

Las navidades
el recordatorio de la sangre derramada y la masacre
Mi tierra es así y asá.
Chitarra en mano, ejército de purretes
Y yo los quiero a todos, me visto con sus ropas militares
y a la noche duermo un sueño de agujero de conejo
y cuando despunta el alma, mi sangre india me incinera las lágrimas.
PLAY – REWIND – REPLAY.

He perdido doce dientes.
Mis besos deben ser raros, muchacha
pero en las voluptuosas y ardientes cavernas de la prehistoria
fue donde aprendiste conmigo como velar en la noche
asfixiada de miedo
boca a boca       estrella a estrella
Eso llevaré a Tata Dios cuando se me lleve de los pelos a la Muerte.

No ames con cautela lo que puede justificar a puñetazos
belleza y maravilla.

HISTORIA DE A.D. — julio 22, 2018

HISTORIA DE A.D.

 

Nadie se animó a decir que lo habia matado la vieja.
Creo que Arnold tenia unos seis años. Tenia una forma de caminar. Se bombeaba de un lado para otro, con sus pantalones cortos color caqui y su pulovercito azzurro. El pelito crespo, la piel del color de té con leche, me parecia que tenia algo de mulato en la sangre.
Lo de la vieja era otra cosa. Parecía todo el tiempo haber salido de la cama, una cama de furia, caliente y enferma en la sangre. La cara hinchada, mal vestida, con algo tirado arrojado en su cuerpo, esa ropa habia caido encima de ella y la habia ahorcado hasta que el vestido habia encarnado en su piel fofa y rosada, en chancletas, las piernas gordas llenas de várices. Ofuscada de la mano de el pichón todo el tiempo. No lo veiamos a Arnold sin ella o a ella sin Arnold. Siempre de la mano, Arnold, el patizambo, con los ojos marrones grandes y melancólicos, como salido de un cuadro afroamericado de Berni.
Si yo pienso en como vería yo a la gente a mis seis años, y pensando en como lo ví a el cuando caminaba por la calle, creo que el niño sabía lo que yo estaba pensando por la forma en que el me miraba a mi. El crucificadito.
Esto fué antes de la democracia. De la democracia de adentro y de la democracia de el afuera de el adentro. Lo que pasaba en cada casa poco y nada me importaba, pero yo tenia ojos para ver y ciertos detalles aún los recuerdo. Me gustaba verle el pelo crespo, creo que era el hermanito de Fernandez, la negrita de el colegio a la que habian amonestado por hacerse una permanente. Pero a la niña Fernandez no la veía nunca, era al Arnold al que yo veía mas a menudo, en horarios que me llamaba la atención. Diez de la mañana, desde la ventana, cuando yo estaba con fiebre y no iba al colegio. Los domingos, las horas pastorales, o al mediodía cuando todo el mundo hacía la digestión de la panzona, o los dias de lluvia, cuando nadie salia de la casa, entre los remolinos de las hojas, o en los dias de escuela en que yo llegaba tarde porque me habia quedado dormido y mis padres no me levantaban ni con un gancho de carnicero. Ahi pasaba el con la vieja, la manito de él, resignada y constipada prendida a la garra de masilla brutal de ella, y siempre lo mismo, él con su carita melancólica y enfermiza, ella con cara de cenicero usado, excedida de peso, blandorra de cara, las cejas tupidas, ningun atisbo remanente de belleza, y él:

ÉL – ÉL – EL – deslizante pero derivado, como un barrilete mas allá de su cordel roto, libre y sin amo y triste en la conexión de el entonces y el ahora.

Era como un rezar desesperado y yo lo veía y se me estrujaba el corazón mas que ahora, las medias azules tres cuartos de vestir demasiado grandes para su cuerpo, mas propias de un adulto que de un crío frágil y delgado, arrugadas en sus patas trigueñas flacas y los zapatos de cuero, como un pibito que va a un cumpleaños por primera y última vez, como un pibito que sale de la casa en un permiso de salida de la cárcel de la mas máxima seguridad. Todo en él me decía que no tenia el ambiente familiar que yo tenía. Creo que vivia a la vuelta de mi casa en esa casa vieja con aspecto tétrica, aquella con el gomero que se torcía hacia afuera, hacia la vereda y casi llegaba a la calle y que llenaba toda la vereda rota con esas hojas lechosas verdeamarillas, por donde solo parecían pasar las viejas jorobadas, aquellas que en silencio y con la mirada en la otra punta de la cuadra, sin poder ver, veían y se despedian dejándome solo a mí como único testigo vivo de una gran tragedia. El vivía ahí a la vuelta. Sí, vivía a la vuelta de casi todas las cosas buenas.
A donde lo llevaban al pobre diablo, nunca supe. A veces con una camperita mínima y cochambrosa, volando al lado y atrás de su madre, del color de un tostado lívido como una galleta muy fina, los ricitos negros, los pantaloncitos, con la contextura de el papel arroz, sin padre presente, solo con esa cosa mal armada de la mano.
Pero uno se ha vuelto mas vivo con los años ahora que la vista falla, pero se enaltece el olfato y ahora yo se muy bien quien llevaba a quien.
A veces, los grandes no deben vivir y como no deben vivir, y no se pueden matar, llevan a los ángeles inocentes a su gólgota personal. Ni se relamen ni se entristecen. Tal vez fumaran sus cigarrillos o increparan a sus maridos por inútiles, a la noche, arrojando sus polentas malhabidas e insulsas, llevando a la tumba a todo bicho que caminara, putas de mierda irremisibles.
No sé por que recuerdos los zapatos de cuero de él, sus piernitas, sus pantaloncitos cortos, su tragedia, su vaho de resignada desesperanza, su perfume espiritual, el grito mudo de auxilio, y tal vez una mirada mía a mi abuela cuando iba conmigo de la mano, casi como una misión de rescate que yo quería para Arnold, o un comparar el apretón de la mano de mi abuela comparado con el apretón de esa perra purulenta al niño triste, una medición biométrica, inocente y sin mancha, un cálculo mágico, o el ojo agudo, mi observar…
Un dia de primavera salí con mi bicicleta con mis amigos del departamento. Nos reíamos de esa manera que nunca me he vuelto a sonreir: el cuerpo entero, la mente al cien por ciento, mi ansia de vida. Si yo escribo esto ahora y ya no me queda un alma de la cual preocuparme… miento activamente. Ese dia pedaleamos un poco, sacando chispas a la acera, dimos vuelta a la izquierda, hacia la calle Chenaut. El aroma de los árboles y las pequeñas pelusillas flotando en nuestra cara y entrando en nuestras narices, poca gente en la calle, creo que era un domingo, a media mañana, antes de la raviolada familiar de fin de semana. Apreté el pedal y al dar vuelta a la esquina vi un tumulto de gente en la vereda de enfrente y cuando llegamos a pasar la esquina, ya con el ojo agudo, vi dos patrulleros Ford Falcon y una ambulancia cochambrosa blanca y roja. En la ambulancia metian un bulto tapado con frazadas, un bulto de tamaño pequeño, de mas o menos un metro. Cerraron la puerta con un clack sordo. Se esuchó un llanto reprimido desde el otro lado de la calle. «Pobrecito…». Las plañideras masa antiguas. Las estoicas desaparecientes, yo las tenia bien caladas a esas, por aguantadoras, tambien por misteriosamente útiles y secretivas. Los vigilantes, mostachos torpes y bestiales a la puerta de esa casa con el gomero. Nos paramos con las bicis un rato a escuchar desde lejos. La policia nos daba miedo. Tenian pistolas, andaban por la noche haciendo preguntas a la gente. Muchas preguntas. La gente se ponía contra la pared en la obscuridad y los policias escribian largo rato, algo, en anotadores. Eso de: quien, y a donde va y con quienes, y donde y por qué. Y ahi estaban ellos anotando y anotando. Los árboles se mecían suavemente arrullando la tensión insoportable, y el silencio, el silencio… Algunas mujeres se tapaban el menton y la boca con la mano. Hombres adultos musitaban cosas, adustos, se tusaban incómodos los bigotes en las caras interrogadas y las caras arrugadas, los overoles, algunos otros con mejor suerte, en trajes claros y gomina en el pelo, en silencio, pretendiendo saber algo sobre las desgracias. Entonces la ambulancia se fué con un ronrroneo del motor, lentamente, y nosotros arrancamos para adelante, hipnotizados de pavor, y cuando cruzamos a la vereda de enfrente entre las viejas con las chalinas, pudimos sentir el aroma de la putrefacción aún desde el otro lado de la vereda. Y empezamos a pedalear y pedalear lentamente hasta que el sol se ocultó debajo de los brotes de los jacarandáes de un verde y un violeta mágico ahí, en las ramas bien arriba, hacia la derecha, antes de que le pusieran rejas y candado a todo, hacia la avenida Luis María Campos, hacia el movimiento de la ciudad al lado de la pequeña aldea rabiosa de mierda nuestra. Pedaleamos hasta que no ladró nunca más en ese barrio ningún perro. Le dimos duro a través del fuego todo lo que pudimos, lo que nos permitió la buena o mala fortuna de cada uno, y cada vez fuimos menos. Primero se fueron los dos hermanos gemelos, después se fué Federico por la leucemia, después se fueron los vecinitos que venían con nosotros de vez en cuando, cuando los encontrábamos a ellos también en sus bicicletas, esos con los ojos un poco entornados de desconfianza, tan altaneros con sus pies en los pedales de las viejas bicicletas chasqueadas de la pintura. Hasta que un día quedé yo solo con mi alma, y un día me robaron la bicicleta ahí por los bosques y tuve que volver caminando a casa a pata a contárselo todo a mi padre, que estaba furioso por tener un hijo marica. Pero eso fué mas acá más cerca de lo que sea el ahora. Eso fué antes de convertirme en un completo perdedor con una maquina de escribir.  Entonces, antes de esa despedida muda que aún me parte el alma ciertas noches, pedaleamos hasta que nos crecieron pelos en las piernas y hablamos entre nosotros de como nos saltaba la leche de la pija, entre los muertos, entre los asesinos y los difuntos, y lo seguimos haciendo, detrás de el humo de la quema del cigarrillo.

MEMORIAS COLGANDO DEL TIEMPO (1987) —

MEMORIAS COLGANDO DEL TIEMPO (1987)

Uno de los puntos de partida para ser quien soy hoy, para bien o para mal, fue el dia que en el frente de la casa de Rodolfito, escribí «FER 1987» en el cemento fresco de la vereda. Ese día terminé la primaria. Recuerdo el tenor de la luz solar de ese día, puedo sentir aún el rigor de los zapatos de cuero (escuela con uniforme, religiosa, llena de «almas» adentro), recuerdo la primavera bombástica y salvaje, el llanto de las niñas que lloraban en el aula, la cara de la que no pasó de grado, la cual fué notificada en el último día de curso, su cara, SU CARA. Recuerdo risas de vuelta volviendo a casa, recuerdo algunos niños de buena hablando de como irían a ciertos colegios, recuerdo la cara de Luis Suaznabar, de Octavio, de Daniel con su impedimento del habla, los rulos a lo Lisa Simpson de Natalia, siempre tan amable y estudiosa, puros 10’s. El llanto de mi padre adelante de la señorita Kuki. No sé por que mi padre lloraba, pero a mi me parecía que yo habia sido algo así como la peste bubónica ese último año de escuela. Recuerdo el color verde intenso y acerado de los árboles de Palermo, por ese entonces un barrio con antecedentes historicos y culturales centenarios y aún vivientes antes de que se transformara en un barrio/bar para chetos insurgentes contrarrevolucionarios. Recuerdo todo eso. A los catorce años empezaron a aparecer las primeras casas de videojuegos ocultas en departamentos tugurios los cuales se conocian de boca en boca. Mi pelo creció un poco mas largo de lo habitual, mi cara se amargó un poco por la incertidumbre, también seguí con las clases de inglés, con la masturbación, con el «petty shoplifting», a veces con resultados fantásticos y a veces no tanto. Dejamos de ir de vacaciones con mi familia, por razones de dinero o de salud de mi padre o lo que fuese. De vez en cuando ibamos a Córdoba, muy de vez en cuando, a ver a mis tíos y a mis primas. Me enamoré de mil niñas, de mil viejas, dejé los muñequitos de He-man a un costado y los reemplacé por algunas revistas raras que encontré escondidas en el ropero de mi padre. Dejé de ver a mi madre por media década, me compré una tabla de skate, y los tracks, pero nunca compré las ruedas, la pinté con aerosol blanco con rayas rojas y me la olvidé en no se donde, tal vez apoyada contra un árbol que mi abuelo había plantado y que aún sigue en pié. José Ortega y Gasset 1710, PB 2. No busques el edificio, lo demolieron hace unos 30 años, junto con mi primer vello púbico. Compré mi primer guitarra electrica. Fué entonces en que empecé a ser mas nocturno, pero no afuera, adentro. Escuchaba cassettes de U2, leia libros de Leo Buscaglia, lloraba a la noche, presentía un futuro turbulento, hojeaba enciclopedias y revistas de aviones. Hasta incluso llegué a ir al edificio Alas a tratar de enrolarme como cadete suboficial de la Fuerza Aérea. Me rechazaron inmediatamente después de abrir la puerta de el botija engominado que me hizo entrar de vuelta, pero esta vez golpeando la puerta. Dios lo bendiga por su aridez interior. Si no fuera por él, hoy estaría con el culo como una orquídea de tanto soldado haciendo un carnaval en mi cola. Pero a mi me gustaba mas despertarme un poco más que a media mañana, y Silvia Pérez en una malla color carne con las tetas paradas en el traje de baño mojado, el pelo goteando en una foto inmortal y supercachonda, pura fibra y pelos de concha y calor calor calor heat heat heat pussy pussy pussy for the baby. Esas cosas que están ahi al acecho: mujeres, guitarras, tardes barriales, los viajes en bicicleta de toda la tarde hasta la noche, la pequeñoburguesía de los mas bajos entre la clase media desesperada o la algidez de los valiente salientes del barro del barrio. Cosas llenas de misterio, los arrabales evanescentes, los baldíos con sus rejas de cementerio enormes y oxidadas, los frutos rojos salvajes con semillas adentro colgando de esos muros malevos que transpiraban a chorros historias de fantasmas, de ratas histéricas de la mente, de polvo de catafalco y el mensaje de: nunca me olvides. Pero fué ese dia, ese día en que con el dedo índice, pequeño y limpio y sin manchas de tabaco, penetré el cemento para decir que te quería, y te sigo queriendo, a vos, a mi, a mi espina.

COLIBRÍES DE LITIO — julio 10, 2018

COLIBRÍES DE LITIO

 

Jugabamos a una suerte de Decatlón fabricado para funcionar a nueve voltios.

-Llevo en camillas a los oxisos. A los enfermos. A los que estan mal.
– Pero el tema de el abuso de sustancias…
– Eso lo tengo controlado.
– Vos decís? Gabriel, estas acá hace catorce días y queriamos que compartas con nosotros el tema ese. Estas por orden judicial.
– No hay mucho que contar en realidad. Un poco de droga no hace mal, es como tomar una taza de café, una dosis de café, una dosis de vino para relajar… no hay gran drama.
– Bueno pero contar el tomar una taza de café como una dosis de algo es medio extraño. Una dosis de vino no. Por lo general toma una copa, dos copas, tres copas, pero dosis.
– Yo la veo así.
Gabriel tiene la cabeza rapada, treinta kilos de mas, un puLlover blanco sucio, jeans, borceguíes. Es el primer skinhead que veo de cerca. Parece docil, pasado de kilos, pasado de rosca, docil y sedado.
Después lo voy a encontrar en el patio, hablando conmigo sobre su banda, Las Delicias Submarinas del Capitán Soliloquio. Suena como que es una banda muy mala de gente que acaba de despertarse de un gran sedativo. Las letras de las canciones deben tener muchos soliloquios, en gran parte compuestos por monosilabos, gritos, gruñidos, pulidos y lustradas de botas. No promete mucho.
Hay una luz electrica amable en este lugar, una gran hoguera, y arriba tubos fluorescentes, luz como la que no tenemos en nuestras casas.
La mayoria de los internos estan con la cabeza sobre la mesa, no les interesa nada mas que dormir. Todos parecen tener algun problema de insuficiencia de control de salivación. Rapados, no rapados, o con pelos normales pero con caras canallescas, con ojos de loco, con cara de maniáticos. Durmiendo contra el contrachapado de la mesa manchada de poxirrán y salpicaduras de pintura acrílica.
Ahi lo veo sentado en una mesa apartada de todas a Pepe.
Pepe es EXACTAMENTE IGUAL a la escena de Martin Scorsese en Taxi Driver. La escena de «Alguna vez ha visto lo que le hace una Magnun 44 a la vagina de una mujer? No importa… no tiene por que responder. Solo estar ahi sentado. Escuchando.»
Yo vendría a ser Travis, mirando por el espejo retrovisor.
Podías sentir la peligrosidad en el aire, pero era como un vicio, como un cabezal magnetofónico humano, yo, sediento de historias. Tick tick tick dando vueltas, grabando. Me amo por eso, me odio por eso.
Sigo siendo el mismo quince años despues, solo que con los lagrimales mas cansados de tanto llorar a los muertos… y a los vivos.

– Como estas Pepe…
Yo lo miraba con una sonrisa amable, sincera. Solo por ESO, Pepe no se abalanzaba hacia mi para cortarme en mil pedazos con su cuchillo de plastico.
– Bien, almorzando. Estoy almorzando, si, almorzando acá. Estoy.
– Por que en una mesa solo y despues de hora?
– Porque me porté mal.
– Por? Que hiciste?
– Cosas malas.
Pepe no parpadéa.
Cuando Pepe dice «cosas malas», es que se ha puesto violento. Ha golpeado, ha hecho «desmanes».
Me alejo de la mesa antes de ser el proximo con un ojo morado o la mandibula rota.
Voy al patio.
Está Malena, con los ojos arriba hacia el cielo, mas allá de las paredes.
Me mira.

– Mirá Fernando, yo solo quiero un beso. Me das un beso?

Malena tiene buenas tetas.
Le doy un pequeño beso. Tengo 31 años. No bebo. Fumo tabaco. Trato de masturbarme diariamente.
Solo un pequeño piquito, un besito casto.

– Eso es todo? – dice Malena, y se le abre la boca y me muestra la lengua rosada, viperina.
Hundo mi cabeza en su jeta y le meto la lengua hasta la garganta. No me animo a apretarle los pezones, hay testigos. Ella está loca, yo estoy loco, somos jovenes, tenemos algo entre las piernas y somos inimputables.
Malena aleja la cabeza y me mira con los ojos vidriosos de calentura.
– Mirá, yo no puedo pedirle al otro que me chupe la concha y que me haga el orto. Yo quiero estar con vos. Vos me chuparias la concha, te tragarias mi flujo?
Contesto con un «sí» apenas hábil en mis pensamientos. No le haria una mineta a una mujer hasta dentro de seis años, cuando mi sexualidad mermada por las pastis me hiciera reinventarme de manera caradura para actuar entre las sábanas.

– Sí, te puedo chupar la concha.
Mentira, si apenas se me para.
– Y me harias el orto?

Pienso en su culito jovern de 25 años ahi tendido en mi cama, ella boca abajo, lánguida, drogada, cualquier cosa menos docil, la versión mas monstruosa de una mujer de todas las versiones posibles: la versión de una mujer que le quiere chupar la sangre a diez mil tipos hasta dejar un ejército de miserables muertos al costado de la ruta del tiempo.
Malena quiere ser una mujer-araña.

-Sí, te puedo hacer el orto.
En el cielo aparece un colibrí tuerto. Me sonríe. Soy bueno mintiendo porque las mujeres se sienten intrigadas por mi, pero solo las locas, las de patio de loquero.
Le doy otro beso. Me levanto del banco de madera y piedra del pequeño patio, con media erección. Voy a la recepción. Gabriela, la secretaria gordita, está metiendo las medicaciones en pequeños sobrecitos que despues van a ser entregadas a los semi-internos. Yo soy un semi-interno. A las seis, en invierno, se pone obscuro, y tengo que pedir permiso para que me abran la puerta de entrada. Le tengo que pediur permiso a un urso de un metro ochenta que me mira como si yo fuera un churrasco humano y el tuviera mucha hambre. No me gusta el tipo. Yo a el no le importo. Personal carcelario. Alto homosexual.

– Quiero salir – le digo siempre.
Él me responde:
– Por qué? Quien te dejó salir?
– No tengo que pedir permiso.
Me mira en la penumbra de la salida como si me fuera a romper todos los huesos del cuerpo, y yo sé que puede hacerlo, y entonces lo miro con miedo y asco. Es el único momento del dia, cuando se pone oscuro adentro y afuera, que no me gusta estar en hospital de día.
Pero aún es de día, un poco. Ha venido Nicolás con su novia Laura. Laura es buena y jovial. Hace un par de años que no sé nada de ella. Es simpática, a veces no coordina mucho, pero la extraño, ahora, quince años después. Tiene el pelo negro y Nicolas lo único que hace es sacudirse de un lado al otro. No sabemos, ninguno de el pequeño circulo de amigos, exactamente por que se mueve de una lado a otro. Tal vez sea Parkinson o tal vez un efecto secundario grave de la medicación. Es piola, Tiene sentimientos y ganas de progresar. Grandes ojeras violetas en unos ojos verdes enormes y acuosos. Sale con Laura. Laura se rie con él y a veces de él.
Nicolás me dijo un dia, muy ceremonioso:

– Cuando cojemos, le duele. No se moja. Se queja. Se queja y…
– Y que? – digo yo esperando mas chismes, porque en realidad soy una lesbiana metepúas.
– Tiene pelos en las tetas.
– Qué?
– Tiene pelos en las tetas, le salen de las areolas.
– Te disgusta eso?
– Tiene pelos en las tetas y punto.

Nicolás baja la cabeza, se prende un mentolado y mira hacia arriba, buscando a los colibríes, hambrientos de carne humana, entre las ramas de los malvones de el balcón del segundo piso.
Y allá esta Emilse. Emilse tambien sale con el que salía con Malena La Mujer-Araña, la que quiere que le acaben adentro del culo y que le chupen la concha. Emilse es rara. Si sufre, entonces sufre con una energía especial que me atrae. Emilse, basicamente, es una calavera con tetas. Puedo ver patentemente su huesos en la cara, los pómulos huesudos, las cuencas huesudas, con dos profundos ojos negros adentro y atrás, como si se tratara de un ciervo embalsamado. Es terrible y atractivo. Ella me mira y parece que desde lo famélico de su existencia se relamiera con la idea de tocarme. Yo soy receptivo a eso. Me atraen esas gentes. Gente rota, hecha mierda, con los corazones rotos, con las carnes descarnadas y las deshuesadas y los frenéticos que ni siquiera pueden hablar porque no saben encontrar las palabras correctas dentro de todo lo incorrecto ya hecho.
Gente como yo.
Emilse se sienta en la mesa de contrachapado y me mira y me mira… Yo le sonrío. No hay nada que hacer. Cuando salimos vamos a su casa mientras cae el sol. Caminamos al bajar del bondi por Rodriguez Peña hacia su casa. Sus padres son conserjes. Porteros. Limpian el lugar y a cambio les dan alojamiento en una parte pequeña de el edificio. Parecen ser gente agradable. Los saludo con un apreton de mano y me miran como si fuera un gracioso hombrecillo hecha de miga de pan. Me han sacado la ficha. Mientras entramos a la pieza de Emilse, miro hacia atras y los veo a todos mirandome entrar en su pieza y sonriendo como la Mona Lisa.
Saben.
Apenas entramos a su dormitorio, Emilse me tira en la cama, me desabrocha la bragueta y se mete mi pene en su boca, su boca está llena de saliva y ella me mira a los ojos, sus ojos negros muertos dentro de mis ojos lechosos vestidos de un blanco terror primordial y asqueroso.
No me la ví venir, ese es el problema. Estoy tomando no se que medicación y hace tres meses que me toco el pito, por la noche, solo, sin lograr erectarme completamente. De vez en cuando me salta una poca de leche. Entonces me doy vuelta en la cama plegable en el departamento de mi tia y escucho a los autos pasar y hacer sombras a travéz de la persiana. Sombras chinas alargadas e impersonales que entran a mis ojos medicados y cavilosos.
Lo que sea. Emilse me chupa la pija por treinta segundos hasta que le digo que pare.
Lentamente saca su cabeza hecha de huesos, su boca fria, de mi pequeño y lánguido pene.
Siento miedo y repulsión porque… es como que me chupe una muerta.
De su barbilla cae saliva limpia, tiene labios delgados, y de alguna manera está viva y está muerta. No estoy muy seguro, ni de ella ni de mí.
Yo lloro todas las noches antes y después despues de tomar la fluoxetina. Prozac. Me dicen que me pase al Litio, pero yo no quiero porque tengo que eventualmente manejar la medicación yo mismo. Una sobredosis de litio sube los niveles de sodio en sangre al máximo, y yo estoy listo, siempre estuve listo y sigo estando listo.
Emilse aparta la cabeza, está en cuclillas, vestida de negro, sus pequeñas tetas, sus pezones infladitos marcados patentemente en su remera fina. Quiere guerra y yo estoy con la pólvora mojada.

– Ya acabaste?
– Me tengo que ir.
Yo estoy vestido en gamas de blanco, color crema, tengo zapatillas y una mochila nueva que aún tengo. Estoy triste.
Ella viste de negro. Los gatos en su mochila de plástico son rosas y no parecen felices.
Mi enfermedad es mi primer probada de muerte.
Por alguna suerte, mi enfermedad y la muerte por suicidio de mi padre me trastocaron tanto la cabeza (supongo) que en algun momento de mi padecer encontré estas dos cosas, la muerte de mi padre, y mi enfermedad, como una cosa liberadora y vigorizante.
Aunque nunca se me ha ido de la cabeza la idea de que fui una de las razones por las que mi padre evitó convertirse en un espectáculo triste.

A veces, el lobo de la manada hace lo que sea para cuidar a sus cachorros. Esto todo el mundo lo sabe, y vos ya lo intuyes, no?
No sería hasta uno par de años despues, o año y medio, en que me encontraría otra vez yo mismo de cara contra la pared despidiendome de la vida con treinta pastillas de clonazepam en la panza, delgado, rapado, helado en el invierno, incomunicado y harto de todo, triste, al borde de la muerte.
Me levanté y Emilse se despidió de mi, en el borde de la puerta de la conserjeria, con un tierno beso en la boca, un beso suave.
No sé si me dijo que me quería, pero un par de años mas tarde, cuando quiso decirme que, a) estaba embarazada o, b) que queria ser mi novia porque estaba embarazada de mí, yo salí corriendo a echarla de mi casa. Yo seguía sin acabar. Tres años.
Ya estaba con otra mujer, con la cual estaría casi seis años.
Ella murió de cáncer en noviembre del dieciseis, a los cuarenta y seis años de un cáncer de útero, una sombra de la mujer delgada y clara que conocí cuando empecé a amarla. Y amarla hice. Fué la primera.
Se me mezclan los locos, se me mezclan las mujeres. No soy escritor, perdoname. Solo soy un vago al que se le acabó la suerte.
Al dia siguiente de la mamada me crucé con Inés. Inés tiene un sombrero de paño lenci que hizo ella misma, bijouterí de fantasía para niños, pedazos de piel de fantasia colgando de las muñecas y un pequeño pajaro de plástico arriba de la calva… la piel muy blanca, la naríz muy grande y la mayoria de el pelo de su cabeza se ha caido hace rato. Debe tener unos veintiseis años. Quiere iniciar su vida sexual conmigo. Yo le agradezco sincera y dulcemente su propuesta pero le digo que ando malo y que en realidad, no puedo ofrecerle mucho, que ando triste y cansado. Ella se rié y despues de una conversación amena sale disparando a ser feliz a a otro lado. Me cae bien Inés. Me la he cruzado un par de veces por la calle de mi barrio, Balvanera, con su padre, un rabino centenario con una gran barba, encorvado y pequeño, que me saluda cortesmente desde su camisa blanca raida y su kipá ladeada.
De vuelta en el patio del loquero. El escenario no cambia, hay mas luz ahí, Muli.
Hay una mujer que no conozco. Si Dios me puso en un buen loquero, al menos me puso un monton de mujeres interesantes al lado. La veo a ella. No la conozco. No habla con nadie. Parece ser una isla desierta perdida en un océano imposible dentro de ella misma, en el banco, vestida de blanco, grandes vendajes en los antebrazos, moretones, piel oscura, largo pelo negro en una coleta, los ojos perdidos en un macetero con flores y potuses un tanto desgarbados. Hay sombras en el patio. El patio es bello. Ella es bella.
Le pregunto por su dolencia, por su circunstancia. Quiero conectar. Ella me mira de soslayo y me dice que se cortó las venas y de que, de hecho, lo hizo, y lo hizo bien. Tiene un acento latinoamericano. parece estar muy lejos, muy lejos de su casa. Muy lejos de Cuzco.
De alguna manera la pescaron en el momento crucial y pudieron salvarle la vida.Por lo que puedo ver, los vendajes cubren todo el antebrazo. Supongo, para bien o para mal, que ha decidido hacerlo de la forma correcta. Cortes longitudinales, verticales.
Nada de mariconadas. No feelings no remorse.
Entonces, en ese pasado mio y de ella, de fondo sonó una musica cursi que me hiela el alma.
Todo este lugar parece popùlado, por gente que ha elegido la canción incorrecta para bailar la danza imposible de sus días. Es jodido. Te marca a fuego, y siempre de mala manera.
Años mas tarde, otra vez yo en tratamiento, otra vez en el cenicero de almas, me sabría de memoria todas esas canciones horripilantes de Diego Torres y de Alejandro Lerner.
La cuestion es que se llamaba… no me acuerdo, pero me cuenta que vino de Cuzco. De alguna manera la habían expatriado desde Perú, porque en Perú no habia instituciones de este tipo al que ibamos nosotros.
Nunca supe mucho de ella excepto que quería, tácitamente, ser dejada en paz. Yo hacía unos meses me sentía mejor pero había empezado a tomar conciencia de la gente alrededor mio, «el extraño y maravilloso ramillete de flores» como le dije a la sonrisa de cemento de mi hermana… y, entonces, en medio de mi pire mental, encontré una especie de estudio social y antropológico para hacer. Conversaría con todos y todas, grabaria con un walkman sus canciones, estaría en todos lados. Iría al mediodia y no me iria hasta las siete. Fumaría cien cigarros y convidaría otros cien. Tocaría el piano hasta que los propios internos me dijeran que estaba loco y que cerrara el orto antes de que me mataran a palos, cosa que podrian haber hecho con facilidad unas mil doscientas veces.
Entonces me dediqué a eso. Años después continuaría con esas cosas. Grabar sesiones de musicoterapia. Conversaciones furtivas. Babeos de dementes. Incluso sacar algunas fotos mal iluminadas de los patios y las mesas de café con leche frío, las tres galletas con jalea de cada paciente. Pero lo haría.
Hace casi una década que estaba grabando mi propia musica y mis nuevos hermanos locos tambien tenian su musica, su deseo de amor incondicional, de no ser estigmatizados, de ser mirados y admirados, queridos, dichos que son queridos, y absueltos, por Dios y por sus propios cerebros destrozados, y eso hice. Pero a medida que pasaron los meses, mas y mas meses, creo que fué entonces que empecé a vilificarme cuando me di cuenta de que ni siquiera con los dementes podia llevarme bien.
A veces me sentaba solo en el banco del patio, deseando irme a vivir cerca de un riacho, una colina verde, pensaba, por favor, que alguien me meta en un plato volador y me saque de esta tierra gris, de en medio de la gente normal.
Por lo general eran los propios internos los que me rescataban de mi taciturna antipatía.
A veces ibamos hasta tan lejos como el Delta del Tigre, y pasabamos buenas tardes en un verano caliente. Esperabamos la lancha colectiva, y, como no venía, yo me tiraba al rio marrón y helado, y los negros de mierda de esos recreos para borrachos y meones sin educación ni sensibilidad me insultaban y se reian de mi.
Saliamos en el primer puto bote que podiamos encontrar de vuelta hacia el tren y de ahí de vuelta al «verdadero Buenos Aires que estaba en Capital Federal».
Apaleados, peleados entre nosotros mismos, quemados por el sol, blancos sin tomar sol porque nos dejabamos puestas las remeras sucias, hartos de nosotros mismos, perdidos de nosotros mismos, irritados, fingiendo frenesí. A veces si, a veces no.
No sabiamos donde estabamos, ni como tomar una lancha colectiva o como no tirarnos a las vias del tren cuando llegara bufando al andén, entonces lo hacíamos y tambien no haciamos esto otro y todo era una melange y una ensalada mental que diez años después se llevó a la mitad de nosotros, o mantuvieron encerrados a la mitad de nosotros, y otros se pusieron mejor y otros saltaron a la vias del tren, con sus poemas en los bolsillos de la campera y un par de cigarrillos rotos, todo eso cortado a la navaja por las ruedas de metal de el tren a León Suarez.
Puedes encontrarlo en las necrologicas de internet de hace quince años atrás. Se llamaba Mariano Newton. Era muy agradable, y, a la ultima mujer que conoci en mi ultima internacion, le dijo a Dolores, yo te voy a hacer una copia de mis poemas premiados, los que tienen una influencia de García Lorca. Los del limonero.
Y vos lo mirabas a la cara y en sus ojos habia toda la tristeza del mundo, toda la miseria del mundo, todo el abandono familiar del mundo, estaba solo solo solo, como todos nosotros, despreciados o apreciados de una manera completamente errónea por nuestros padres y hermanos.
Pero a Mariano estaba esperándolo un tren, y Mariano estaba esperando a ese tren en el andén, y ahí abajo se fué con sus poemas y dos cigarrillos rotos y sus ojos agridulces almendrados.
Ese dia no quise caminar por el paso a nivel.
Mas tarde pregunté, y me lo corroboraron.
Dolores guardó algunos de sus poemas, me dió una copia, yo las guardé, pero las perdí.
Nunca me lo perdoné, pero me dio gusto que Dolores misma escribiera sus propios poemas en su letra manuscrita, infantil con tesón y pasión y conviccion en el futuro de la dulzura.
Tenía ella el pelo cano, teñido de un negro azabache que emparchaba todos los meses con otro carmelazo. Un par de kilos de mas en los lugares justos. Una mata sedosa de pelo entre las piernas, blancas, tersas, casi de matrona rusa. Ojos oscuros, labios delgados, hermosos pechos, y cuando yo chupaba los pechos, de los pechos salía leche, salia leche como efecto de la subida de la prolactina por las dosis de medicación, y yo me tomaba esa leche, y ella lo encontraba muy divertido, yo me relamía con su calostro químico, y así eramos muy felices. Encerrados en mi pieza con mi pene adentro de sus labios vaginales muy mojados, ella, cachonda to the max, amante incansable, mientras yo le chupaba la concha y el ojo del culo, ella gimiendo lo mas levemente posible que la calentura le permitía, yo, naufragando una y otra vez en mi desgracia sexual, pero didáctico y mentalmente seminal, porque, detras de nuestra puerta cerrada, se escondía mi gran secreto: era la primera vez que una mujer dormía en mi cama, mi cama de una plaza, con un buen colchon. Y ahí nos moviamos de arriba hacia abajo, los dientes picados de caries de ella alzándose hacia el techo gélido de la pieza, bendiciendo, al fin!, una casa de departamentos que no sabía nada de lo pío y de lo divino.
Fueron grandes momentos de mi vida. De NUESTRAS vidas. Es la gente mas maravillosa, compleja, divina, hermosa, que he conocido en mi vida.

Hace tiempo que me falta volverme loco por tercera vez, pero esto no debería contarlo, o por lo menos no en voz muy alta, pero ahora que vos estas leyendo esto, querido lector, querida lectora, ya sabés que pistola agarrar para matarme definitivamente por última vez.

UN INFORME DEL CARIÑO (o como apareciò septiembre despues de la desapariciòn de agosto). — junio 9, 2018

UN INFORME DEL CARIÑO (o como apareciò septiembre despues de la desapariciòn de agosto).

Con una mezcla de terror (si, esa es la palabra antes del HAMBRE posterior), amor… amor… amor del bueno, que quema, que sabe a la victoria de las maravillosas y resilientes ratas. Una mezcla de excitaciòn, paciencia, hambruna, calentura, maravilla.
Porque el 1ro de septiembre, un viernes, de el 2016, dos dias despues de unas muchas lagrimas, y de sentir por largo tiempo un odio animal hacia todo, y de tanto tiempo de cinismo amargo, de bronca de viejo choto. Eso, tanto tiempo de vejez:

Conocì a Carla.

Carla toca en una banda. Se llama Diana Divaga. No se como lleguè a su pagina en Bandcamp. Los busquè en Facebook. Los encontrè. Vi fotos. Escuchè mas temas. Volvì a ver fotos: esta chica con una guitarra Yakinowa. Las hechas en Lanùs. La guitarra es probablemente mas grande que la chica en sì. Un cuarteto. Baterista, tecladista, guitarrista, bajista, mas la diminuta guitarrista y cantante.
Epa, eso es un quinteto.

Le puse en la foto: «Aguante la Yakinowa». Y despuès:
«Nunca dejes de hacer mùsica».
Recuerdo esto vagamente, porque Carla me lo contò cuando nos juntamos en la Casona de Humahuaca a tomar unas birras. Iba a ser una sola, supuse, pero CaRLA invitò la segunda.

Tambien se la conoce como Ingrid Cold, «pero me podes llamar como vos quieras», me dijo por el chat de FB.
Recuerdo que cuando me dijo esto, o me escribiò esto, yo pude sentir en ella una entrega, una entrega genuina. Sè que suena cursi y medio mitomano, pero lo supe. Me dijo que yo tocaba bien, que era el Daniel Johnston argentino. Me reì. Pensè «Espero que no, porque asì terminò, el pobre Johnston». Me dijo que Diana Divaga estaba en un lapsus de quietud por la partida del estupido tecladista. Intuì con bestial alarma que me iba a pedir que me una a la banda.
Mas tarde le explicarìa que las composiciones, que resultaron grabadas por ella, eran exquisitaS ASÌ COMO SONABAN y que serìa estupido arruinarlas porque no soy tecladista ni nunca lo serè y ademàs todos los temas estaban en una nota bemol, y yo toco mayormente tripletes con las notas blancas y ademas soy medio retrasado mental. Toco con caradurismo. Soy un friki. Un hèroe de cartulina.

«Vos no maquillàs nada», me dijo.
Pensè, esto es verdad, y esta piba es receptiva, una en un millon, a lo que hago torpemente sin mentir.

Por algun motivo que desconozco, me invitò a conocernos. Accedì. No sè por que. Yo simplemente no me encuentro con gente. Soy malo, huraño, temeroso de todo, mi coraje no es la valentìa, mi unica cualidad es esconderme.

A las 8 y 20 estaba dando vueltas en la puerta del Emergente. Habiamos quedado para las 9. Hacia frio. Estaba fucking gèlido. Entrè a un negocio de chucherias chino abierto todavia a esas horas, repleto de animales de plastico, tiburones cabeza de martillo, bagres, dinosaurios. Pequeños y muy caros. Vì unos stickers baratos. Encontrè uno que parecia ser un monstruito de Ben 10, como un monstruo de lodo, violeta. Un pequeño regalo.
Lo puse en el bolsillo interno de la campera, cerrè el cierre de la campera y me fui afuera a capear el frio como pudiese. No tenia mas razones para quedarme en el negocio.
A las nueve en punto vi una figura negra recortada contra las luces de Corrientes, acercandose al Emergente. Obviamente pitaba un cigarrillo. La luz mortecina naranja del local le iluminaba parcialemnte la cara. Era pequeñita, la figura. Cuando se acercò a las luces me puse a su costado. Me dijo de refilòn:

«Fernando?»

Un beso en la mejilla.
No recuerdo estar nervioso. Las cortesìas previas al encuentro, honestas, me pusieron en un humor de solemne alegrìa, eso y escuchar «Hey, Jupiter» de Tori Amos antes de salir, la cual tarareè todo el camino hasta Gallo.

Pelo amarillo-naranja. Campera de polar negra. Una maravillosa bufanda de gruesa lana de color violeta. Mochila. Ojos grandes brillando en la oscuridad. Una sonrisa.

«Ingrid».

– Como estàs?
– Algo cansada -, dijo dando un pequeño bufido.
– La vamos a pasar re bien en el Emergente con las birras, està cerrado y hay una fiesta privada y cobran entrada.- le dije yo con un forzado sarcasmo.

Ese fue mi salvoconducto para:

a: no pagar una entrada para tomar una birra y ver una banda mierdosa, que es lo que hacen en el Emergente.
b: huir del esnobismo ortiva del lugar.
c: tenìa ochenta pesos, si entrabamos no podia pagar una birra de setenta pesos de mierda.

«Ah», dijo Carla.
– Conozco otro lugar, se llama la Casona de Humahuaca, es un lugar con patio, se puede fumar y la birra està barata.
– Es verdad, hay un par de bares por acà.
– Vamos?
– Vamos.

Yo le tenìa idea a esta cita. Primero porque no habiamos hablado de hablar nada de mi supuesto puesto como tecladista.
Segundo porque la mina parecìa un personaje salido de un sueño loco de mi cabeza. Me habìa contado un par de cosas personales. Me dijo que habìa estado en tratamiento, que le habian dado un par de diagnosticos y «que ahora «ya no tenia idea de que era».
Yo tomè esto como algo muy importante e intimo, y me dije, aqui hay algo interesante. HAY UNA PERSONA.
Debe ser eso lo que me llevò a conocerla en persona, el reflejo de alguien real que probablemente habìa pasado las de Caìn. Mi intuiciòn (y la de ella) habìan sido mutuamente reconocidas y respondidas.

Fuimos a la Casona (el cambio del Emergente a la Casona fue benigno, yo conocìa el lugar y me parecia mas amable el ambiente)(y se puede fumar en el patio, cosa motherfucking sine qua non).

Ella se sacò la mochila, se sentò en la silla contra la pared. Yo me sentè al lado de ella en escuadra, con la cerveza en la mesa y una bandejita de pochoclos salados horripilantes y muertos al nacer
.
Por primera vez en mi vida no sentì miedo alguno. La cara de Carla era franca, blanca y contenida. Grandes ojeras, que a lo largo de las cuatro horas que estuvimos charlando debajo del frio de la noche en el patio se hicieron mas negras.

SE ME HIZO LA IDEA DE QUE DEBÌA TENER UNA VIDA INTERIOR MUY RICA EN EMOCIONES, y que esas emociones pasaban de su interior a su cara. Bellisima, por cierto. Suaves mejillas (supuse).

No sè muy bien lo que nos dijimos en todas esas horas. Pero me dijo algo:

«Vos me pusiste que no deje nunca la musica y yo estaba por dejar todo a la mierda y eso me hizo un clic. Queria conocerte».
Carla entornò los grandes ojos con la mitad de la cara escondida debajo del flequillo naranja.
Lo tomè como un pequeño halago que me erizò los pelos del alma: si no veniamos a hablar de la banda de ella, o yo como un presunto tecladista, esta chica me estaba diciendo que me encontraba interesante. Como soy medio retrasado y me hago el sota con todo (excepto con el precio de las cosas), no acusè recibo. Mirè el vaso de cerveza. La volvì a mirar a ella y ella no me miraba.

En varios momentos me quedè sonriendo, viendola a la cara. Ella me mirò con esos ojazos francos y bajò la cabeza. Yo escupì o me saquè de la boca los ollejos de el pochoclo y los tirè para todos lados, ahogandome. Tomè un sorbo de birra y CaRLA SE RIÒ. Le dije: No tenès idea de lo cerca, a milisegundos, que estuve de vomitar la birra y los ollejos por toda la pared y tu cara y estas señoras que tenemos al lado. Carla se cagò de risa. Me dije, si no se asquea con esto no se va a asustar de nada. Y eso me gustò. Me gusta una mujer asì. Con ovarios.
A medida que pasaron los minutos tomè nota de comprarle unos guantes: se estaba cagando de frio, las manos las tenìa heladas. Hubiera querido agarrarselas y frotarselas. Pero considerè que parecerìa un asaltante de niñas o algo asì. Reciordè que me habìa dicho que tenìa 29 años. Se puso las manos en los bolsillos del saco de polar.
Me parecìò bellisima. delicada, gracil, fluida, con una buena conversaciòn, mucho mejor que la mia, y con un gran sentido de la sensibilidad y el humor. Percibì en ella un gran corazòn y un gran deseo de ser contenida.
Una persona amable que es amada por muchos. Y por esta sensibilidad, el desencuentro con el mundo externo, con el sistema, con la puta calle, con la gente mala.

Inmediatamente sentì la necesidad de pensar que deberiamos ser amigos.

La cerveza hizo efecto en mi. De hecho, a los dos. Nos fuimos a mear al baño varias veces (separados, obviamente), y cuando Ingrid/Carla volviò del baño, me dijo risueña que habia un cartel en el baño que decia «TIRA LA CADENA DESPACIO Y APRETA EL BOTON DESPACIO ASI TENEMOS BAÑO PARA TODOS TODA LA NOCHE» en letras muy amables.

– En el de hombres tienen uno igual?
– No, ese tipo de atenciones amables solo pueden haber sido escritas por mujeres que le hablan a otras mujeres, probablemente por desidia. Es la voz de una conchuda hablandole a otra mujer.
Carla se riò.

Por dios, pensè, que bonita y que simpatica que es.
Me acordè del sticker y se lo dì.

– Tomà, para tu monstruo interior.

Lo tomò y lo mirò como si le hubiera regalado una Ferrari o le hubiera garantizado techo y comida por el resto de su vida.
Ternura pura.

– Es re lindo, que es?
– No lo se, es como un monstruo de barro, un monstruo de lodo japonès.

Notè sus manos. Blancas, delicadas, de hermosos dedos. Pequeña mano aferradas a un sticker de 8 pesos.
Maravillosas manos. Esas manos hacian la musica que tanto me gustaba.
En un momento, cuando Carla fue al baño, agarrè la bufanda y la olì. No sè por que lo hice. La volvì a poner en la silla.
Tenìa olor a HOGAR.
Volviò del baño, se sentò, pedimos una segunda birra.

«Yo invito», dijo ella.
«OK, yo la busco».

Volvì a la mesa y me preparè a servir.

«Como la queres, con o sin espuma?»

(probablemente la pregunta mas estupida de los ultimos 3 milenios, a quien le importa? Solo me quiero poner curda, podria haberme respondido).

– Mitad y mitad. – Me dijo.
– Hey, eso lo haces solo para joderme. Como mierda es MITAD Y MITAD??? Ok, ahi va.

Larguè el chorro de cerveza, una mezcla de amarillo con verde a la luz electrica.
Le calucle el «mitad y mitad». Ni mucho ni poco. llenè bien el vaso. La espuma se elevò lentamente.
Ella dijo:

«Asì està bien».
«Genial», dije yo.

Carla me hablaba con reserva, casi recato podria decirse, de sus cosas. Dejaba entrever una gran personalidad, un gran caracter debajo de una sombra de humildad y de fragil anhelo. Me contò una anecdota de una epoca de su vida donde escondìa las botellas de vino barato, el Michel Torino, debajo de la cama, hasta que un dìa se las encontraron todas y quisieron mandarla a rehabilitaciòn. La madre le apuntò con el dedo indice, sentadas en un sofà, mientras hacìa las preguntas amonestantes de rigor.
– Me dio mucha risa la foto tuya, Fer, la de las botellas apiladas en la heladera.

La adorè por su honestidad. Anteriormente por el chat yo le habìa preguntado: «Que hay adentro tuyo?». Me habìa contestado que «eran cosas muy personales».
Ahora derramaba sinceridad. Me contò de pastillas, de periodos profundos de depresiòn, de trastornos. A cada palabra que Carla decìa se hundìa en mi el presentimiento de que abrazarla era una convicciòn. Esta chica era admirable.

(lo sos, zanguanga).

– Segun Johnny Depp, los manises de los bares tienen 17 clases diferentes de orina Humana. Esto es por todo el manoseo de los manises. O sea, Carla, que tenes en tu boca el contenido de 25 vejigas humanas.
– Jaja… Eso no lo dijo otro… en otra pelicula?
– Sueños en Arizona?
– No, en otra…

Mandè cualquiera, me dije.
Evitè hablar de mis penuriaS TODO LO QUE PUDE. dEBO HABERLE CONTADO ALGUNAS CUANTAS. Ella me escuchò muy atentamente y en su cara solemne y vivàz notè un gran respeto y paciencia. Parecia cambiar de niña a mujer cada quince minutos. Tal vez era una idea mia. Evidentemente no habiamos quedado en hablar de tecladistas o de bandas, pero me contò que los temas que yo habia escuchado en bandcamp estaban grabados integramente por ella y que tenia muchos otros «que eran de un periodo anterior que ya no los representaba a ella o a Diana Divaga».
Casi me caigo de culo.
Todo estaba grabado por ella??? Aparentemente sì. Por lo que yo podia recordar, habia una gran sofisticaciòn en el puñado de canciones colgados en la web.
Poco sabia yo que un dia despues me darìa un pen drive con 80 y pico de canciones mas que tenia encanutados fuera del ojo pùblico.
Esta persona de un metro cincuenta habia tocado todo eso, y mezclado todas esas canciones con ornamentadas armonias y arreglos? Me dije, ok, me estoy sintiendo «UN POCO» intimidado. Solo un poquito. Porque la mina pelaba, tocaba, y era como una pequeña novela indie pop dark new wave del re carajo (al dia siguiente al volver de vernos por segunda vez, me caeria de culo por segunda vez al escuchar los temas en su integridad, todos ellos).
En el transcurso de la noche nos tiramos chanzas. Reimos, sonreimos, nos reimos de la posibilidad de tirarles los manises masticados a las dos cotorras insoportables que parloteaban a mi costado sin cesar (cosas de mujeres totalmente insoportables y mal cojidas).
Por segunda vez, Carlita dijo algo muy intimo sobre la ansiedad que tenia de verme. Sentì el golpe. Creo que no lo acusè, no lo recuerdo, creo que bloqueè el instante inmediatamente, supongo. Me hice el sota y cambiè de tema, mayormente porque me agarrò PREVENIDO pero en pelotas. Ella se sentaba ahi, toda pequeñita y completamente afable.
Me desarmò por completo.
Yo solo dije idioteces y entre las idioteces lo unico que hice fue ir a mear y taparme la boca con un puño tembloroso por el frio para reprimir los eructos. Fuì no amable, sino que le devolvì la respetuosa ternura. Creo haberlo hecho. Tal vez fui un payaso. Pero ninguno de los dos estaba desconocido de el uso de mascaras. Ninguno de los dos estaba usando una.
No teniamos cobijo del frio y Carla se helaba.
Hablaba con gran intensidad, con un afecto interminable. Me sentì completamente a gusto. .Me preguntò si tenia alguan peli para recomendarle. Se me ocurriò decirle de Zabriskie Point. De Michelangelo Antonioni.
«Te la grabo asì la ves en el dvd.»
«No se si tengo dvd, pero creo que mi compu lee dvds»
«Bueno, yo te la grabo igual», dije yo recordando de que cada vez que grabo un dvd sale mal grabado y sin subtitulo y que en general soy un imbècil con la tecnologìa mas basica.
Supongo que Carla asintiò.
Yo estaba hecho un flan.
Corrì a pedir una birome y Carla me diò un paelito y la anotè.
«Esta mina es genial».

(Nota del que Escritor del Orto: tengo que aclarar mas?)

Despuès de cuatro horas sentados hablando y tomando la cerveza lentamente, empezaron a levantar las sillas. Eran las dos de la mañana. Yo no estaba cansado. Hacìa media decada que no me pasaba de hablar tanto con alguien y pasarla tan agradable, tan bien.

Me dijo que iba a ir caminando a su casa, en la calle Colombres, en Boedo.

«Si querès te acompaño».
«Estas seguro?»

Mierda que si, pensè para mis adentros. Yo con vos me voy a Islandia, en remera y ojotas.

Empecè a tiritar y a castañetear los dientes del frio de mierda que hacìa. Solo tenia un pulover fino, una camisa y una campera de cuero.
Vi sus zapatillas. Tenia unos pies muy pequeños. Zapatillas all star negras, babuchas verde oscuros. Una remera anaranjada a rayas.
Una criatura que parecìa flotar de tanta dulzura.
Carla me contò que usaba anteojos, los mismos desde que tenia 13 años.

«Tenes que hacerte unos nuevos, le dije yo, no te parece que ya debes de estar mas chicata?». «No tenes obra social?», dije.
«No», dijo ella.

No lo pude evitar mas.
Me di la vuelta mientras caminabamos y llegabamos a la esquina y en un milisegundo yo exclamè algo muy gay como «Ahhh…», completamente deshecho de cariño.
Y la abracè. Inconteniblemente.
Su cabecita me llegaba al medio del pecho. Ella me abrazò con un brazo. Le besè la cabeza y arriba de las orejas sobre su suave y frio pelito naranja y amarillo, con efusividad. No lo pude aguantar mas, tenia ganas de comerla a besos desde que la vi. La estrujè. La apretè contra mi con toda la delicadeza que mi torpeza pudo permitirme. Me inundò una enorme, increible, gigantesca alegrìa.
Por mas increible que parezca, no estoy muy seguro si la besè en los labios.
Abrazarla YA ERA COMO UN BESO.
Le di besucones en las mejillas, en los ojos cerrados, la abracè mas aùn. Estaba hecho un demonio. El corazon cantante, que le dicen.
Al dia siguiente le escribirìa que estaba rebosante de gozo y que «era por su culpa».
El abrazo y los besos parecieron durar o una eternidad, o el beso y los abrazos parecieron destrozar 42 años de pena en mi. El dolor de los ultimos dias se esfumò por completo. Me sentìa doblar en magnitud, en fuerza. Carla despedia aceptacion y gozo y yo aceptè esa bienvenida, desfalleciente como estab, famèlico como estaba.
Casi me desmayo de el PUTO HIGH que me diò encontrar una persona asì.
Yo sabìa que ella no tenia una vida facil, que luchaba, me habia contado cosas e intuì algunas mas, y me daba un poco de miedo, pero su integridad emocional y ese bajar los ojos de vez en cuando, y de la valentìa con que llenaba los espacios vacios de la charla con pequeños gestos de ternura me habian convencido casi instantaneamente de la valìa y de la riqueza interior como persona de Carla.
Rompimos el abrazo. Le pasè el brazo por el hombro y ella me tomò por la espalda con su bracito, agarrandose delicadamente con su mano a mi campera. Pensè que tal vez yo me estaba recargando sobre ella. Tratè de no pesarle mucho en los hombros.

«Ponè la mano en el bolsillo que hace un frio de mierda». dijo el niño.
«NO TE PREOCUPES QUE EL FRIO YA SE ME PASÒ», dijo la mujer.

Interiormente me sonreì y entonces vino el miedo: yo no estaba con ninguna boluda. Aparte de ser linda y ser artisticamente elevada y delicada, tenìa un corazòn tano, caliente y maravilloso.

Hicimos zig zag por las calles del Abasto, llegamos a Almagro, enfilamos para Boedo, en medio de la mediasombra de electricidad y desolaciòn de los barrios tangueros devenidos en palacetes impersonales para neoyuppies y boludos que no fumaban tabaco. Que tomaban cerveza premium y se comian sus propias heces mientras prendìan palo santo y bailaban en las propiedades heredadas de la abuela difunta o de los cacuijas en retirada.

«Me gusta esto», dijo Carla poniendo la palma de la mano en mi buzarda de pizzaa barata enfundada en la campera de cuero.
La abracè mas fuerte, acariciandole el brazo.
«Y lo necesitaba», añadiò.

Creo que Carla va a leer esto este domingo, tal vez el lunes, tal vez no se lo muestre nunca. Tres dias despues, ya sabe que se me cae la baba, y la puedo ver sonriendo ahora, leyendo esto.
Su cara, en mi mente, es un misterio: cambiò esa noche muchas veces, y en un momento, a la puerta de su casa, le quitè el pelo del ojo derecho y vi toda la piel de su hermosa y suave carita feliz, sonriente, y vi todo un cielo entero. Puede sonar maricon y muy gay, y muy cursi y casi estrafalario, pero no todas las noches se hace de dìa con un beso.
Le acariciè el culo, enamorado hasta las manos y temeroso de la Ira de Dios, del Destino, de los golpes de la vida y de mi corazon estrujado que hace tanto tiempo pide un poco de agua y un recreo y que ahora ponìa ante mi esta prueba de fuego, un semejante, una tromba de agua poderosa, y metì la lengua en lña boca de ella y ella me diò la suya y notè que su boca era mas grande que la mìa, y que su lengua era fresca, no tòxica, suave y amable. Era como un beso adentro de otro beso.
Ingrid puso una pierna enroscada a la mia, el pubis cercano a mi falda. Exhalò un suspiro cachondo y sonriò con todos sus dientes maravillosamente blancos, a diferencia de los mios, que estan podridos por el tabaco y mi negligencia de pasta de dientes.
Carla, si vos lees esto, dejame que te diga algo. Vos sabes que yo nunca dejè de ser un adolescente. Y yo sè que vos sabes que yo se que vos sabes que yo se que vos sabes. Y yo sè que vos la remàs y que a veces te sentìs un poco vieja.
En una de esas, si nos encopntramos en el medio, tal vez los planetas se alìnien.

Te vi entrar a tu casa despues de cien mil besos. Te vi darte media vuelta sin girar la cabeza amarilla y te vi sonreir por una ultima vez y brillabas como un diamante en la opaquedad del universo todo.
Pronto me vas a ver llorar (eso te lo garantizo) y pronto me vas a ver sonreir (eso te lo garantizo tambien).

Cuando tenìa dieciseis años y me dieron mi primer beso de lengua, yo me di la vuelta y cuandpo pasè por un toldo de chapa saltè y le di un cachetazo. Es un recuerdo lejano de una mujer que no significò mas que eso en mi vida: un toldo de chapa y un contacto cutàneo.
Cuando yo me di la vuelta de la puerta de tu casa, me snetì igual, solo que en el pecho tenìa una extraña y terrible tibieza. No sentì verguenza. Me hiciste bien. Me hiciste sentir fuerte con la emanaciòn de tus rayos. Pude sentir tu presencia y tu energìa, sagrada, divina.

«Vos sos genial. El mundo necesita gente como vos. Asì que mantenete viva asì es un lugar menos aburrido», te dije con tu carita en mis manos, y parecìas toda encendida ahi en tu sonrisa, en tus ojitos cansados.
Recordè la escena de Robin Williams en «The fisher King». Crewo que era «The Fisher King».
La escena en que se hinca de locura yle pide al cielo y a los demonios vengativos que le dejen por favor CONSERVAR ESTO.

«Let me have this… please let me have this!!!»

Yo ya estoy viejo, ya no estoy para estas cosas.
La noche del sàbado me dijiste que nos veiamos el lunes. Es domingo por la mañana, hace dieciseis horas que estoy despierto. Hice otro cover de tu canciòn inèdita, la que grabè con el celu. Improvisè sobre los acordes de tu canciòn. Suena medio como a Nirvana. Vos sacas al mejor Kurt Cobain de escritorio de computadora que hay en mì, chiquilla.

Ah, by the way, cuando yo le digo a alguien «te quiero», es porque la amo.

Te guiño un ojito cursi y te digo: te quiero.
Pero vos medio como que vos ya sabès como son estas cosas.
Calendario, apùrate.

Fer. Septiembre 4, 2016, Balvanera, Argentina.

DAME UNA HISTORIA TRISTE ANTES DE MORIR DOS VECES — May 24, 2018

DAME UNA HISTORIA TRISTE ANTES DE MORIR DOS VECES

 

Por los parlantes del vagón se escuchó lo siguiente:

– Les pedimos por favor tengan un minuto de paciencia, ha ocurrido un accidente en la estación.

Estabamos en el Subte B, volviendo de la fiesta de cumpleaños de Carla. Carla habia bebido de mas, habia fumado, habia pepeado, y estaba con dolor de la tripa, mareada y con cólicos horribles, doblada al medio por dentro y por fuera, yo estaba ya de color púrpura de tanto vino y cerveza y el sol pegaba fuerte despues de una noche de lluvia. Veniamos de un largo viaje en tren desde San Martín viendo como una familia compuesta por cuatro individuos subnormales y rubios dejaban que su niñita de dos años se acercara al pozo entre el vagon de tren y el anden. Gritaban como micos.
Ahora estabamos en el subte haciendo combinacion para ir a casa, a Balvanera, al nido, a la muerte, y justo entonces a algun pobre diablo se le habia acabado la suerte y habia decidido terminar con sus dias.
Apareció el guardia desde una de las puntas de la formacion: camisa celeste, pelo cano, mirada perdida, asustado, empalidecido.

– Vamos a evacuar. Las personas con niños van a ser las primeras en salir.

La gente, curiosa, excitada, temerosa, con niños en brazos, idiotas sonrientes inclusive, boludos de Papi Futbol y medias de toalla tres cuartos de los fines de semana, de testosterona facil, héroes de cartulina seguros de sus cuellos rapados y sus tatuajes y de su imbecilidad, cacareando muecas, haciendo fila al lado de los hombres y mujeres con niñas lagrimeando en los brazos de sus padres para salir por una de las puertas neumaticas de el vagón. Nos hicieron caminar desde la punta mas alejada y atrás de el anden.

Le dije a Carla:

– No mires a las vias.
– Que vías? – me pregunto ella.
– No mires a las vias.
– Cuales vías?
– Todas. Mirá para el otro lado, mirà para la salida, para las escaleras mecánicas, pero no mires a las vias.

Avanzamos, llegamos al lado de los bomberos, dos bomberos miraban a la punta de el tren, a la locomotora. Miraban algo ahi abajo. Ese algo habia sido ALGUIEN hasta unos tres minutos atrás.
Ahora ya no tenia que sufir mas.
Vi con el rabillo de el el ojo la punta de algo, y calculé con la visión periférica lo que los bomberos veían, hacia donde lo veían, pero no concreté la linea directa hacia el objeto en cuestión. El objeto en cuestión eran los restos de un hombre, al lado del tercer rail, y yo lo sabía y Carla lo sabía tambien. Despues miré para adelante, vi a mi izquierda y Carla estaba concentradisima en no volver la cabeza para adelante o para la derecha, tal como yo se lo había ordenado.
No quise mirar más.
Mi padre, cuando era joven, habia visto la cabeza de un tipo que se habia asomado al lado de un cartel justo cuando pasaba el tren. Me había contado al respecto, acerca de su juventud. Yo no quería ya ver las cosas que habia visto mi padre ni contarle yo a mi mujer lo que yo habia visto.
No sentí miedo, ni tristeza, ni agobio particular.
Ví a los bomberos sacar al conductor de el tren. Lo llevaban de los brazos, un bombero a cada lado, el tipo, redondo, pesado, pelo rizado corto, cara blanca reblandecida. No podia casi caminar. Habia visto bien de cerca lo que todo chofer de subte sabe que puede llegar a ver alguna vez, lo habia tenido bien ahi en la cabecera de playa y le habia dado de lleno en la nariz, y era injusto, pero era lo que estaba sobre la mesa, o mejor dicho sobre las vias repartido por aqui y por allá. Era injusto que cualquiera tuviera que ver eso, en especial en un dia fácil de domingo.
Día de carga ligera, horario de trabajo acotado y relajado.
Le darían unos meses de licencia y se lo pensaria dos veces al tratar de conseguir un laburo de chofer de colectivo. Tal vez se pusiera una carniceria, pero ahi ya estaba bastante en el ajo. Una verduleria tal vez. Unas vacaciones, un poco de terapia. Olvidar. Renacer. Soñar todas las noches con la luz al final de el túnel y algo borroso y oblongo cayendo ahi adelante con un ruido sordo, una y otra vez. Una y otra vez.
Todas las noches.
Y yo tenía mis pies, mis manos y mi mujer, mi amiga inseparable y mi ternura, y ahora subiamos lentamente por las escaleras con el malón de gente que habian evacuado de el subte, lleno hasta las pelotas.
Por la escalera bajaban al mismo tiempo dos bomberos con cara de viruta. Habia que cerrar la escena, levantar los pedazos, atar los cabos de otro, volver a casa como se pudiese despues de ver a ese alguien repartido por aqui y por allá. Cascos blancos , sacos de seguridad verdes y grises con tiras de material reflector amarillo.
Todos teniamos que volver en una pieza a casa, si se pudiese. Nunca se puede.
Para Carla y para mí fue el fin de su fiesta de cumpleaños.
Ahora Carla duerme al lado de una taza de mix de hierbas humeante, sobre la amohada sucia en nuestra cama pobre en la penumbra del cuarto.
Tiene treinta y un años y un dia.
Yo escribo esto, y estoy un poco, un poco, solo un poco, mas viejo.

Todo debe de haber empezado antes, conmigo mirando un monitor buscando algo mas que una guitarra rota o que me embauquen con algun tipo de contrapción inutil en la cual gastar plata al pedo.
Había vendido una guitarra, una buena guitarra, encima de todo. Una vieja Faim de caja. Y, para no convertirme en un completo idiota, o, pensando que queria vivir mejor, lo cual era cierto, la vendí por chirolas y me compré una cama de dos plazas y media. Hasta entonces, yo y mi ex dormíamos en mi colchón de una plaza, en el suelo, sin sommier, sin cama. Cuando haciamos el amor, un amor que cada dia se ponia mas gris y mas tedioso, nos golpeabamos las rodillas, enredados en posiciones extrañas y aparatosas que no tenian nada que ver con el disfrute. Yo me caia, me golpeaba, el colchón se hundía y ella quedaba arriba, y el culo de ella se levantaba mientras yo me hundia y entonces la cosa se salia de adentro de ella. Era desolador y triste y lamentable. Las paredes grises y mojadas y descascaradas se reian de mi, no de ella. A ella no le importaba nada y se divertía con mi circunstancia desastrosa, le parecia un gran momento payasesco. Y yo trataba de ponersela de vuelta, sin poder embocarla, entristecido y furioso y penante de verguenza y de impotencia. Ella pedía más, y a medida que pasaban los años y los meses, la cosa se ponía mas triste, mas melancólica, y los polvos en esa cama pequeña se hicieron mas tristes.
Por ende terminé comprando una cama mas grande con la plata de una guitarra. Cambié musica por una vida de somnia mas relajada, y polvos MUCHO mas extraños.
El colchon nuevo, que era un colchon usado, me lo habia vendido un tipo que vivia en una linda casa casi en las afueras de Buenos Aires. El colchón y el sommier lo tenia en el garage. Parecía ok. Cuando lo vi, pedí permiso, me tiré encima. Del colchón, no de el tipo. Me moví, empujé el culo hacia abajo y hacia arriba. El tipo me miraba azorado. Le dí el ok, más no se podia pedir. Quinientos pesos. Se los dí, volví al barrio, contraté a un mini flete por dos horas, fuimos hasta lo del tipo de vuelta. Estanislao me ayudó a subirlo por la escalera, tres pisos.
Yo no daba crédito a mis ojos. Por una vez en la vida habia consumado un acto consecuente. Estanislao me miraba azorado de verme azorado.
Fernando tenía cama! Alguien que alerte a los medios! Imaginé increibles sueños, largas horas de dormir y soñar en los veranos, hermosas pajas, magnánimas, entre sábanas suaves, mil mujeres cada una mas idiota que la otra entrando y saliendo eyectadas de mi enorme lecho lechoso.
Por un tiempo la cosa estuvo bien, con mi mujer no garchabamos ni mejor ni peor. Ella se dedicaba a ser una idiota insufrible e inmadura a mas no poder. Yo pedía disculpas, vaya Dios a saber por qué, hacía la cena. Entonces yo fumaba mas cigarrillos que de costumbre, ella se quejaba, yo me iba de la cama a la noche para escribir un poco y masturbarme con algo de porno online.
A ella le molestaba que fume en la cama, al lado de ella. A veces hacia bufidos y arrugaba la cara. Una pesadilla.
Era una mujer hermosa, pero solo por fuera. La parte de adentro de ella quería un macho servil que la apantalle solo porque tenía las tetas firmes a los veintitrés años. Buscaba justificar su juventud haciendo sufrir a alguien de una peor forma que el sufrimiento que ella sufría. Y yo la mimaba porque ella se quejaba, y lo hacía porque pensaba que yo le había fallado, incluso en la inevitabilidad de mi enfermedad.
Un dia me mandó un mensaje de texto. Me decía, en pocas palabras, que habia conseguido amor, salud, dinero, comprensión, más dinero.
Mi cama entonces se hizo mas liviana, las noches fueron mias, y las manchas de semen, la leche que caia de su boca cuando no podia tragar toda mi descarga, las manchas en la arpillera del colchón, grises como grasa, aun estan ahí debajo de mi orto cuando duermo, y tambien estan las manchas de la anterior, y la anterior. Pero eso es en el otro colchón, el mas pequeño. Ahí quedó, en la otra pieza, en un rincon polvoriento, ese dinosaurio miniatura de el ser brillante y loco y preocupado y despreocupado que alguna vez fuí. Ahí está mi otro yo.
Duerme adentro de ese colchón. Tiene mas pelo, pesa quince kilos menos, su corazón late mas lento, las piernas tiemblan mucho menos, y en los ojos tiene una puerta abierta, una puerta abierta que cuando reemplacé a ese viejo yo con mi nuevo yo, se cerró con triple candado. Contra esa puerta yazgo yo, esperando el momento propicio para ser lo que tenga que ser.
No quiero saber como lavar un colchón, aunque debería.
«La piel del leopardo». Ja ja.
Ahora convivo mitad de semana con alguien con mas experiencia, con mas cicatrices en el corazón, mas amable, igual de preocupada por mi tabaquismo. Fuma muchísimo menos que yo.
A veces me dice: «Fumá menos». Yo le respondo muy de vez en cuando: «No te drogues».
Y entonces ella se pone muy triste y yo me asusto porque no quiero herirla con la herida con la que ella me hiere.

 

He tratado de leer un poco desde hace unos meses. Tengo la visión borrosa, no puedo enfocar. Carla me ha regalado los diarios de Kurt Cobain, un libro hermoso y amable en honor a la tristeza mundial de un muerto que se murió para que no le toquen mas el culo. Ahora tengo toda su intimidad en mis manos. Ahora todo el mundo le tocaba el culo. Un libro muy bien hecho, cubierta dura, naranja, muy hermosa. Cosas que pasan cuando te morís. Te devaluan en vida, pero tu cadaver vale su peso en oro cuando te atrapa una muerte.
A veces voy por el Parque Rivadavia caminando lentamente, con las manos en los bolsillos, viendo libros. Están muy caros y ya no creo en las palabras de otros hombres u otras mujeres. Los dos son lo mismo, llenos de fallas y absolutamente convencidos de tener la verdad. Ya no me fío de nadie.
Camino lentamente por los recovecos, por los senderitos de los sucuchos, debajo de los toldos. Los libros estan polvorientos, algunos envueltos en plástico. Los tocás y te ensuciás las manos y te ponés un poco triste. Cerca se escuchan los pregones de otros vendedores mas relajados, con sus gorras y sus tatuajes. A grito en cuello.

– Juegos programas series PELÍCULAS!

Gritan.
Y uno está a cuera cuarenta y cinco centimetros de ellos.
Los vendedores de libros los odian porque la gente está mas interesada en comprar seis dvds con alguna serie de Netflix que tratar de enteder a Camus o a Kafka. No los culpo. Yo tambien termino comprando algun juego estúpido para mi computadora.
Pasados los treinta y cinco años, uno empieza a refugiarse de la verdad del dolor. Que es la verdad de el dolor?
Puede ser: ver tu cara extenderse hasta tu cuello en la parte dorsal de tu mandibula. Ahí donde no habia mas que un angulo agudo, se ha empezado a abrir una parte de vos que antes no estaba. Se llama papada, grasa, gordura, subir de peso. Puede ser: las cosas que no funcionaban ahora funcionan a bases de mover engranajes de otras cosas que solo funcionan en la mente de un hombre o una mujer insanos. Puede ser: sentir la obligación de tatuarte el rostro de tu hijo de un año y medio, abajo en tu hombro. Niños gateando. Planes sociales. Estirarse a fin de mes. El trasuntar de que algun dia te odien en vez de irse a la cama contigo. Trasuntar ambas cosas o cotejar como no enfermar, enfermándote de otra cosa.
Puede ser: el clavo que siempre saca otro clavo. Improvisar para no darle forma concreta a el pensamiento completo de las formas de muerte.
Y yo voy por ahí con mi lomo cansado y mi panza grasienta pensando en estas cosas, viendo posters de Salem´s Lot debajo de el sol de marzo. Viendo las rejas perimetrales verdes, sucias de tierra y hollín, y las viejas revistas pegadas con cinta adhesiva a los fierros, los viejos discos de Paul Muriat y Tom Jones que nadie quiere y que juntan el polvo y que todos los inviernos se ponen mas ajados, las tapas se abren en su cartulina apestosa y maltrecha de medio siglo y se desmayan ahi en la vieja e inútil batea.
Todas esas mujeres de los sesentas, con sus trajes de poliester, muertas. El maquillaje en sus rostros, el azul en los parpados, el carmín en sus labios, el spray en el pelo abombado dramaticamente. Jackie Kennedy. Yiya Murano. Isabelita Perón. Todo eso pensando, pensando… Viven sus últimos dias de la misma manera que yo vivo mis últimos dias: pensando en como robarle a la vida alguna buena estrategia de salida, algun chamuyo medianamente inteligente a una muerte miserable y pusilánime.
Y ese chamuyo vivaracho será nuestra obra maestra, nuestro gran cuadro inmortal, la mejor novela (BREVE), y cuando se haga viva en nuestra voz, se desgranará como un diente de león en la tormenta inconmensurable del tiempo. Sin un nombre legendario, sin una edad específica, sin un año memorable discernible. Títeres desgarrados en un principio de siglo ultramoderno sin un rostro concreto. Como dibujar el viento? Tontos y confundidos construyendo trivialidades y maquetas de vida en miniatura.
Me gusta mucho este parque. Vengo solo. Acompaño con una o dos botellas de cerveza, solo para anestesiarme, para matar a medias a un dolor y un terror que son vivos y brillan multicolores dentro mi cabeza.

 

Estoy sentado en un consultorio en una clínica psiquiatrica. Nada terrible, solo que los dientes amarillos tapiados por los brackets de la doctora me irritan. Me irritan porque todo el tiempo se muestran detras de una sonrisita muy sexy y tonta. Ella tiene veintiseis años, es rubiona y le gusta tener el control. Lo disfruta. Demasiado joven, demasiados manuales de como funciona el cerebro, demasiadas palancas y botones para controlar automaticamente la vida de otros. Lo saborea. Yo la miro como si fuera una suerte de broma, pero soy cortés y me supedito. Tengo cuarenta y cuatro años casi, y tengo miedo de todo. Ella viene de Misiones. Le gustan los enfermeros bien masculinos, con barbas hipsters, coloradas y bien recortadas. Con sus ambos como el de ella, celestes, ligeros, con una leve translucidez a la altura de la cintura que deja adivinar la ropa interior. Estúpidos e inmisericordes, listos para la acción física. Ellos, los machos bien pagados, material carcelario, controlando a los aterrados del mundo como yo.
Me aumenta la medicación media pastilla mas y me dice que se vá de vacaciones al norte por dos meses.
Le digo que necesito hablar con alguien, un psicologo, un lavacopas, un enterrador, quien sea. Cualquiera me viene bien.
Me dice:

– No. Vos estas bien. Estás compensado
Yo pienso: Zorra, realmente me encantaría hundirte un puño en la vagina hasta que salga por tu boca.
Entonces digo:
– Ok.

Detrás de ella hay un tríptico berreta de una metròpolis yankee. Nueva York. Los Yellow Cabs. Los rascacielos impersonales y sobrevaluados de un país que, tratando de prevenir un monstruo, se convirtió en el peor monstruo de todos.
Alguien debe de haber elegido esos cuadros. Yo quisiera conocer a el estúpido que puso esos cuadros ahí. Tambien querría conocer a la estúpida que puso, y estoy convencido de que fué una mujer, al lado de los cuadros de Manhattan, un cuadro de una villa griega. O maltesa. Casas de ladrillo y adobe calafateado en las lomas empinadas, que suben y bajan, con el Mediterráneo mirándoles y mirándome.
Mi psiquiatra, mi ejecutora, esos cuadros, la impresora Hewlett Packard de donde salen las recetas para las pastillas que se meten en mi estómago y entonces patean hacia arriba a y en mi cabeza.
Cuando vuelvo de esa clínica, para no deprimirme, siempre tengo que comprarme un litro de jugo de naranja para tomarlo rapido antes de que venga el colectivo. Desde la ventana del bondi, veo los barrios cambiar rapidamente. Paso por el Parque Patricios mas desolado donde se esconde la clase media aterrada remanente con cara de bragueta y llego a Balvanera. Desde el colectivo, en la zona lindante a la plaza, antes de dar la vuelta hasta el final del trayecto, veo a las putas negras y a las putas blancas paradas en las esquinas, esperando detras de los anteojos negros, en calzas y tacos, acicaladas, muy obesas y pacientes, con caras inescrutables. Los bazaares, con sus televisores descompuestos y sus equipos de audio y sus notebooks rotas en las vidrieras, al lado de los hoteluchos de cien pesos con su gente rota adentro también, esperando la lluvia. Caricias meteorológicas.
Llego a casa, me hago un mate a media tarde. Dejo que entre la cafeína en mi alma, pongo algo de música y espero con temor que llegue la noche, o espero un llamado que nunca viene. Corro las cortinas, me bajo los pantalones, me masturbo. Pajearse es mas divertido que escribir historias cortas o poesía. A veces estoy ahi en medio de la sacudida y, a travez de los auriculares, escucho que alguien sale de el ascensor y azota la puerta al lado de la puerta de mi departamento. Acabo en la mano, me quito los auriculares, voy al baño, me limpio con papel higienico, me lavo las manos con algo jabon, me mojo el pelo, la cabeza. Todavía hace calor, el verano se está retirando lentamente. Rezo para que el clima mas destemplado aplaque a la negrada de este barrio. Entonces miro el espejo y veo mi cara: hace cuarenta y cuatro años que veo la misma cara y siempre veo lo mismo. No estoy seguro de lo que veo, mas que dos ojos hundidos, una boca carnosa, pedacitos de barba aqui y allá.
El interrogante infinito.
Cat Power en los parlantes cantando «King rides by». Me siento, y el radar de mis orejas empieza a escanear la caída del sol y sus sonidos. Me pongo en alerta roja. Tomo mi medicación, y espero. El alivio mental no llega. Voy a la cocina, aparto unos ajos de la estanteria, detrás está lo que busco porque lo necesito, abro el frasco de valeriana, echo treinta gotas en medio vaso de agua tibia de la canilla, hundo eso en mi garganta y me siento, paroxístico, ultranervioso. Me rindo a la ingesta. Si me voy a acostar temprano me despertaré a la medianoche, completamente solo y con ganas de hacer todos los trámites que tuve que hacer durante el día. No podré hacer nada.
A la mañana siguiente, al acostarme bien a la madrugada, se repetirá el ciclo, que ya dura medio siglo. No sé como hacerlo diferente, y no me gusta, y no tiene que gustarme, y lo sé.

 

Y Carla estaba en el suelo del patio, bañada por el sudor y el roció de una noche templada y amenazando lluvia. Unos minutos antes había desaparecido y habia vuelto con las pupilas dilatadas rodeadas de un claro de ojos que no tenía nada de claro. Pelo mojado, transpirada por tocar la bateria en el piso de arriba, eufórica, arrugas alrededor de los ojos grandes, y ahora estaba en el suelo del jardin, los brazos al costado, sonriendo, viajando entre los fumos interiores de el alcohol y con un cuadradito azul de ácido posado en la punta de la lengua en la boca cerrada. Mirando el cielo púpura hacer volutas furiosas en el cielo, relampagueando intermitentemente, ella mostrando los dientes de vez en cuando a algún Diós de el momento, yo apoyado en un codo, viéndola viajar quien sabe en que nube, la pintura de los ojos corrida por el sudor cayendo ojeras abajo hacia sus pequitas.
Un relampago cruzó el cielo, sutilmente.

– Si me muero ahora me voy a morir feliz…
Sonreía. Un gato de Chesire sentado en su loca mesa de té.
– Si te moris ahora yo me voy a poner triste, así que si podés hacerme un favorcito no te mueras.
– No importa, si yo me muero vamos a estar juntos.
– No, porque vas a estar muerta y yo no, salame.
– No, vamos a estar juntos PORQUE YO TE VOY A LLEVAR CONMIGO…

Creo que me sonreí un poco. Era la chica del cumpleaños. No supe que contestar. Mi vasta experiencia como el siome de una pareja heterosexual standard me decía que esa frase se me había dicho anteriormente por una que otra mujer.
Tormenta acechaba. Yo siempre digo que sí.
Soy fácil como una mañana de domingo.
Estabamos al lado de una pileta de plastico empotrada en el suelo. Llena de agua marron. Alguien había sacado las hojas que flotaban en el agua y ahora parecía un espejo negro reflectante de las descargas electricas en el cielo. Violencia de la vida. Soplaba un viento moderado mietras la gente alrededor charlaba y bebía. Hacía unas seis horas que estabamos todos bebiendo vino, cerveza, gin and tonics, fernet, nunca ví tanto alcohol y nadie parecía estar en tensión.
Me sentí pleno, completo.
Alcancé una mano hacia el agua y hice cucharita para agarrar un poco. Puse el agüita en el cuello de Carla, en su piel suave, en su hombro desnudo a travez de la musculosa violeta, en su hombro, en su cuello, lentamente en mi propio bagaje alcohólico. Froté suavemente con mi mano mojada por el agua fresca. Sus brazos, su cara, muy suave… sus pómulos, sus sienes, la papada.
No recuerdo si la imaginé muerta pero si sé que que me imaginé muerto estando ella muerta.
Tal vez uno tenga tiempo de pensar mucho, estando muerto. Quien sabe, nadie ha vuelto para decirnos como es estar ahi y tener todo ese tiempo para dilucidar las aventuras y desventuras pasadas y los portentos miesteriosos del futuro. Quien sabe? Una vez quemado el drakkar tal vez no era ya necesario cansarse navegando.
Le dí un beso en la frente. Sentí una mezcla de aislamiento y desprotección y necesidad de hundimiento. Lo único de alegría que había en mí era que creía que nadie se moría esa noche y que yo no me iba a morir por nadie. Nadie me vino a ofrecer nada. Yo no tenía amigos verdaderos que me proveyeran de drogas. Que demonios, aún sigo sin tener amigos. La humanidad me es inhumana y agreste. Mi ultimo refugio es mi cara.
Me levanté cansino con una correntada de aire fresco y fuí hacia el living, hacia la muchedumbre, la pequeña congregación. Encontré una cerveza grande a medio terminar. Estaba fría. Me la tomé. Encontré una botella de vino que había comprado. Tomé un largo trago. Encontré una botella de gin. Un vaso usado con una rodaja de limón adentro. Me serví un tercio de vaso, agité con el índice. No habia mas agua tónica. Me zampé el vaso tranquilamente, dejando que el pequeño shock amargo se diluyera arriba en mi cabeza. Todo el mundo reía, fumando y bebiendo, pasando un buen momento. Yo estaba OK. Nadie me apretaba las clavijas y era sábado y estaba lejos de Balvanera, lo cual ya era un milagro considerable. Faltaban cuatro dias para el otoño.
Una suave llovizna empezó a caer afuera y el viento arrullaba un viejo pino abeto del patio y los arboles de las propiedades lindantes, creando un canto hermoso, reconfortante, delicado. Prendí el centésimo cigarrillo. Había llevado tres paquetes y al salir a comprar mas bebidas había comprado otro. Mi vicio. Mis besos.
Cuando fuimos al supermercado, el chino de la caja miró de arriba a abajo a Carla. Pude imaginar al ponja en la intimidad de su cuarto cocinarratas apretandose los pezones con clips cromados y un anillo de pene apretandole los testiculos violetas afeitados. No me importó. A mi me pasaba todo el tiempo. Solo que a mi no me venian a visitar amigas, ni yo tenía una provisión interminable de buenos licores y vinos. Yo tenia lo que se dice… mucha mala suerte, amamantada bien a conciencia.

La cuestión es que la cosa seguía y seguía. De vez en cuando aparecía mas gente con mas vino y mas alcohol. Ya cuando empezó a aparecer gente sin botellas casi me sentí preocupado. Nadie trajo una torta de cumpleaños. Yo era el unico con veinticinco kilos de sobrepeso. Yo y una lesbiana morocha con la nariz ganchuda, muy simpática y sexy y amable, la cual me llamaba la atención. Ecuatoriana. Agradable. Vivaracha.
Subí escaleras arriba. En el piso superor había una pequeña sala de ensayo, las paredes acustizadas con paneles de goma espuma. Tres guitarras, un bajo, un pequeño sintetizador, una batería. Estaban haciendo una pequeña jam. Alguien hizo lugar en la guitarra. Una Fender Jaguar japonesa muy bonita. Me hizo acordar a mi Fernandez Stratocaster. El cuello muy agradable. Me la colgué, me arrodillé y empecé a improvisar unas notas de blues blanco. Después me fuí a la batería. Empecé a traspirar a mares y no tuve verguenza, se sentía bien, la descarga adrenalínica, la descarga de el vino y la cerveza y toda la bebida y el tabaco cayendo por mi cara y mi cuello y mi frente y mis sobacos y mi panza hasta llegar a la raya bien adentro de mi inexistente culo. Pegarle a los parches es una terapia curativa paroxística del re carajo. Empezó a caer gente a la habitación. La ecuatoriana sexy, con su largo y sedoso pelo largo azabache hasta el culo se sentó en medio de la habitacion a tocar un pequeño sintetizador. Sonaba bien. Bien por ella. Yo tenia estrellitas en los ojitos. No estoy al tanto de cuanto puedo hacer el tonto estando en pedo. Por lo general me siento en mi silla mental y hago que casi todo el mundo desaparezca. Onda: OK. Pueden tirar una bomba atómica que seguro volveré a caer sentado y fumando un cigarro. Un muchacho con sombrero negro se acercó al micrófono a cantar. El micrófono estaba desconectado. El plug yacía en el suelo al lado de el amplificador prendido. Quise decirle algo pero no pude porque en mi mente estaba golpeando con los palillos de batería las cabezas de mi padre y mi madre para castigarlos por todas las respuestas que nunca me habían dado y todas las preguntas que nunca me contestarán. Me sentí rejuvenecido y opiado. Yo, Fernando Bocadillos, a la batería, el fantasma escuálido de Buddy Rich y Danny Barcelona, hundiendose en un taburete de plástico enfrente de una batería a medio armar, evanesciendose lentamente, un medio viejo alcanzando una vejez completa cigarrillo a cigarrillo, esfumandose en una deshidratación compleja de muerte y renacimiento.
Cuando veo que la gente toma drogas, me rio por dentro, y es una risa amarga, cercana al luto.
La mayoría de la gente drogona que conocí ya no esta al alcance. La mayoría estan muertos, otros viven tragando pastillas recetadas, entre los cuales me incluyo, otros se han ido y nunca mas han llamado a casa.
Hice un floreo en el redoblante. No me gustó. Lo intenté otra vez. Misma mierda. Estaba tieso y reblandecido a la vez. De vez en cuando le daba al bombo con el pié, pero la bateria no estaba armada para zurdo, entonces era una cosa nueva para mi. La última vez que había tocado la bateria habia sido en mil novencientos noventa y dos. Una mala historia enterrada instantaneamente, veintiseis años después, por una historia solo levemente amarga.
Apareció Carla en la sala. Pedacitos de pasto y briznas pegadas a los hombros y a la remera. Los irises almendras de los ojos desaparecidos, sonriente, en su mundo, en su fiesta, exultante.
Le dije que viniera a la bata. Accedió, risueña. Nunca vi a una persona tan salvaje pegandole a una batería. Descosida, la mina, jaja.
(Te quiero).
No sé. Tal vez yo me estuviera perdiendo de algo. No quería saberlo a ciencia cierta.
Carla fue atrás de los parches y empezó a darle duro. Parecía la versión psicodélica de El Tula y su bombo. Desaforada. Feliz. Rockeante. Saltaban los cachos de transpiración de su cuerpo, chorros inclusive, cuchillazos de agua eléctrica y sangre de venganza vomitando desde su cabeza y de sus hombros, del pelo violeta y dorado, caía el agua arriba de los parches y de mi cara mientras yo sacaba fotos con su celular, contagiado por su entusiasmo y energía, mientras ella orgasmaba con cada percutismo primal, con cada espasmo, con cada venganza a cada golpe, a cada chocar de platillos con los palillos de madera.
Entonces se levantó de el set de batería, sonriendo. Yo tambien sonreía. Si las cosas podían funcionar entre ciertos parámetros, entonces yo podia mentirme y decir que ibamos a ser amigos por mucho tiempo.
Hace solo unos meses atrás, al comienzo de la primavera, Carla estaba sentada en la cama de mi habitación, con una sobredosis de clonazepam, dandose la cabeza contra el revoque de la pared. Episodio psicótico.
No entonces, sino en medio de la fiesta, una fiesta de aniversario de nacimiento, me dije que había ciertos lugares muy de ella donde yo no podía entrar o tratar de intervenir.
Eso me hizo sentir muy apesadumbrado.
Fui escaleras abajo y seguí bebiendo. Hablé con alguna gente. Alguien me dijo que tenía problemas paranormales en su casa y que había tirado vinagre por los rincones de las habitaciones para ahuyentar a el espíritu que lo espiaba en la ducha. Yo escuchaba. Nunca se me habia ocurrido ahuyentar a los fantasmas de ninguna manera. Quien era yo para ahuyentar a nadie? Quien era yo, sin más? El unico fantasma al que había tratado de echar de este mundo había sido yo con una sobredosis voluntaria de pastillas.
No funcionó. Me desperté al otro dia viendo la misma pared contra la que me había ido a morir la noche anterior.
Abajo alguien estaba haciendo sonar cuatro celulares al mismo tiempo arriba de una silla con un monton de pochoclo en el medio. La idea era que si ponias pochoclo en medio de cuatro celulares al mismo tiempo, los pochoclos reventaban por el aire, carbonizados por la radiación de los telefonos. Una idea interesante. Sonaron los celulares a destiempo. No funcionó. Se escucharon algunas risas y hubo una estampida masiva hacia la mesa con botellas y vasos y latas de alcohol. Habíamos sido timados.
Entonces el dueño de la casa salió afuera a prender un proyector con videojuegos, pero empezó a llover un poco, así que desmantelaron todo y entraron adentro de la casa. Sonaba una musica tecno horrible desde los parlantes y alguien apagó las luces y se prendieron los porros.
Carla estaba desmayada en una cama en el piso de arriba.
Yo me quedé abajo bebiendo por dos horas mas. Estaba lúcido y drenado de veneno. Tranca. Entonces algunos se quedaron dormidos en un sillón, tapados por colchas finas, la mayoría de la gente se fué al amainar la tormenta. Los sonidos se entumecieron hasta hacerse impersonales, como un viejo rescoldo mortecino de un terrible volcán ya inactivo.
Alguien dormía plácidamente en un sillón con su mujer en la falda en la penumbra de un rincón.
Subí arriba y me acosté en el suelo al lado de Carla, usando mi campera de neoprene como almohada. Prendí un cigarrillo en la oscuridad, acerqué el cenicero y posé el pequeño meteoro ahí.
Alcé la mano y le acaricié la espalda a la mujer que esta noche era la mujer de todos.
Su espalda estaba caliente y sudorosa. Tuve un acceso de tós, y Carla se despertó en medio de los vapores del sueño y me tomó de la mano.
Tres horas después fui el primero en despertarme. Con una resaca importante. Ya no llovía y el cielo gris, gélido y brillante se deslizaba a travez de las estrellas en una mañana ténue y vibrante. Fui al balcón, aspiré mi humo y tuve un chucho de frió que me heló el corazón.
Yo me estaba perdiendo de algo hacía mucho, mucho, demasiado tiempo, y ese tiempo perdido no me lo iban a devolver nunca mas.

Cuando llegamos a casa, Carla no podía dormir. Pálida y ojerosa, estaba muy apaleada por el vino y la sobrecarga de todo lo demás. Estaba acostada en la cama, tapada por un acolchado grueso color beige, de invierno.

– No puedo dormir, tengo CALOR.

Se destapó y se quedó mirando el techo. Me acosté con ella. Me miró. Los ojos grandes como platos. Una cara de dulzura, de una mente en completo overdrive. El halo alrededor.
Prendí el ventilador de pié.
Fui a hacerme unos mates. Yo tampoco tenía sueño, lo que sí tenía era una resaca instantánea de proporciones siderales.
Fuí a la cocina y me quedé un largo rato mirando la llama azul de la hornalla golpear el jarro hirviendo el agua.

Cuando volví a la pieza, Carla estaba tapada con el acolchado, mirando el mundo desde una rendija en la colcha.

– Tengo FRÍO. – dijo.

Me metí en la cama con ella. Le dí un beso en la cara. Dos besos, Tres besos. Cuatro besos.
La punta de mis dedos sobre su frente.
Y esperé.

 

LA FOU RIRE — diciembre 29, 2017
PADRENUESTRO — diciembre 11, 2017

PADRENUESTRO

PADRENUESTRO
Padre nuestro que estas en los cielos
yo solia visitar semanalmente la tumba de las profesoras
muertas de un catecismo entendido a medias
santificado sea tu nombre
con mis medias tres cuartos, peinado a la gomina
con mi pulovercito rojo y mis mejillas grasientas
venga a nosotros tu reino
desde mi casa mi cuna entre tules y sedas al mismísimo
vientre de la sangre derramada en el nombre de un dios de amor
vaginas reventadas eventraciones los hombres
y mujeres del futuro volados por el aire enterrados vivos a
los seis años evaporados los años de la cursada
patada al culo de lo prístino, los años en que corríamos con los ligamentos
llenos de tabaco escupiendo flema marrón aferrado fuxia al bidét
hágase tu voluntad así en la tierra como en el infierno
tomado de la baranda del balcón pendiendo con un pié
hacia el vacío con la mirada nublada de lágrimas y alcohol y brillan
las estrellas gélidas y tristes y extraterrestres
sobre la obra cumbre del Cordero
Danos hoy el pan nuestro de cada dia
Flotan los cadáveres en Juárez y en Lanús
rio abajo el La Matanza con todos los 22 millones de kilos de heces diarios
hacia el Rio de la Plata por favor bendícenos en este dia
tan especial en que hemos dividido el pan y hemos cortado
el cordón umbilical de nuestros niños descartables
perdona nuestras ofensas
(Yo tenia los ojos encontrados con el bajovientre del mar
y alguien me dijo: dejá de soñar, y nunca pude volver a nadar)
así como nosotros perdonamos a nuestros deudores
grandes gatos con grandes bigotes en grandes carruajes
hacen la gran noche de los grandes perdedores
(entiérrennos juntos – vuélennos los sesos a saludable ceniza en una
gran pira funeraria)
No nos dejes caer en la tentación
solo dçejanos poner la tilde donde el pulso deje de regar
la tristeza sobre la herida que chupa hacia el Centro de la Tierra
solo danos dos horas mas de sueño, una hogaza de pan más
dos fetas más de salame en el pebete, tres balas mas en el cargador
tinta grela y rea en los tatuajes, mas sangre para extrusar de la lengua
demente punzada de cáncer que revienta porque sabe y no dice
porque sabe mas aún
Y líbranos del mal
Mira a este solitario muchacho afixiado por cadenas
en la cima de la montaña viendo como la Gloria del Señor
es con todos vosotros
ahora que juntos somos solo todos nosotros.
Ok.