100.000

Nunca voy a dejar de sentir
aunque sienta las cosas mal y me lleven al infierno
no me voy a arrepentir de mi corazon
y te dije mil veces hasta el hartazgo que mi
corazón es harapiento y pide agua y llora y rie
y finge que canta
pero cuando pienso en ustedes
como si se tratara de mil quinientos millones de rostros
amalgamados en uno solo, miento:
Recuerdo cada cara como si se tratara de una especie
animal y febril muy rara y muy cariñosa y en sus antebrazos
encontré cien mil alambres de puas enroscados en cien mil
cartas de los te quiero
y en esos cien mil te quiero ví cien mil puertas cerradas
y por cada cien mil puertas cerradas dentro de mis propias
puertas cerradas, entre mis propias paredes donde guardo el
recuerdo y el secreto supremo de vuestras puertas cerradas
por cada puerta hay un vaso de vino y una gota de limon
y una cucharada pequeña de azucar
y recuerdo, amore mios, que la vida es extraña y es
peculiar inclusive dentro de cualquier idea de la vida
en la vida y con eso me basta para inhalar una vez mas una
bocanada que siempre es la última y siempre es la
última vez, pero eso lo debo de haber hecho cien mil veces
algun dia, ese numero cien mil ya no lo podré rebobinar
ni encontrar la cotidianeidad en esa pequeña muerte y esa
muerte pequeña que siempre es tan terrible
se transformará en una pesada cortina de terciopelo rojo
y algo muy grande y muy terrible bajará la mano
sobre mis ojos para que entonces vuelva a pensar
sobre la peculiaridad de lo que hicimos con nuestros
corazones en esta CARNICERIA, una sola vez, menos
cien mil veces.